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A escondidas por Sevilla (VI)
Hablar de La Puebla del Río es recorrer el mundo de las sevillanas, el toreo o el arte, como viéramos anteriormente. Tierra de Romeros de La Puebla, Peralta, Ventura o Morante… Pero hay otro mundo muy importante y que, a pesar de encontrarse a escasos 20 kilómetros de la capital hispalense, es totalmente desconocido.
Como dije en la primera parte, es mucho el patrimonio que esconde La Puebla del Río, sobre todo natural y contar con la ubicación entre dunas, marismas y pinares, la ha convertido en enclave perfecto para la cría y descanso de las aves migratorias. Aquí encontramos la dehesa de abajo.
Una reserva natural concertada que cuenta con 617 hectáreas de superficie. Es el nexo entre las comarcas del Aljarafe, marismas del Guadalquivir y los arrozales de La Puebla del Río e Isla Mayor. Y a puertas de Doñana, reserva de la Biosfera.
Conocí este lugar en una escapada con unos amigos, a finales de los 90, cuando La Puebla del Río para mí era un lugar lejano y desconocido, siendo adolescente. El destino quiso que se convirtiera en mi zona de "desconexión y relax", ese lugar que cada uno de nosotros tenemos para refugiarnos del mundo; éste es el mío.
En aquel momento la laguna se encontraba seca, era verano y la estanqueidad del agua por la falta de lluvias, hace que proliferen los hongos, por lo que hay que desecar la laguna de manera forzosa para evitar enfermedades en los habitantes del humedal. Así es como se encuentra en este momento.
Desgraciadamente, la escasez de lluvias hace que el arroyo Majalberraque no logre humedecer la extensión que cubre la laguna.
Flamencos, milanos, águilas, garzas reales… Son algunos de los ejemplares que podemos observar en la dehesa. Las temporadas de otoño y primavera son las más propicias para el avistamiento y disfrute. En el caso de la cigüeña blanca, hay que decir que nos encontramos en la zona de cría más grande de España, y del mundo, sobre acebuche.
En estos días, si nos acercamos por la marisma, podremos observar los últimos trabajos de fangueo.
El fangueo es la última etapa del cultivo del arroz y se lleva a cabo con el arrozal semiinundado, para mezclar los rastrojos que quedan de la recolecta y preparar el terreno para la siguiente siembra. Es todo un espectáculo para los amantes de la fotografía, sobre todo ornitológica, ya que reúne a cientos de aves que acuden para recolectar lo que el movimiento de tierra saca a la superficie.
Para realizar el vídeo que acompaña, en esta ocasión he optado por guardar silencio y así, mostraros el ambiente y sonido que la naturaleza en este apasionante enclave, nos regala. Disfrutad del crotoreo, ese singular sonido que realizan las cigüeñas con su pico en época de apareamiento y con muestras fotográficas y vídeos de amigos, que como yo, son unos locos del disparo cuando algo se pone ante el objetivo.
Si estos días de descanso no sabéis qué hacer, espero que os guste la escapada a la dehesa de abajo.
¡Feliz año nuevo!
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