Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Elecciones en el País Vasco
Al final, las terminales que el PNV tiene en cada rincón del País Vasco se activaron. Desde Sabin Etxea, la sede del partido en Bilbao, se tocó a rebato. Después de una mitad de campaña electoral adormecida, orillada por los festejos del Athletic y por la muerte del ex lehendakari José Antonio Ardanza, el PNV logró superar la pérdida de liderazgo que le auguraban casi todas las encuestas y mantenerse como el partido más votado en la comunidad, aunque empatado en escaños con Bildu.
ETA pesó, no tanto como los 853 asesinatos que perpetró esta banda terrorista, pero la incapacidad de su candidato, Pello Otxandiano, para desligarse del pasado de esta organización terminó por erosionar, sólo un poco, pero de modo suficiente, una campaña diseñada para presentar al partido de Arnaldo Otegi como una formación sin mácula y con un marcado carácter social. Lo más cool del norte.
La alternancia política se ha instalado en el País Vasco, pero no ha llegado aún su momento. El PNV ha sido el partido más votado en todas las elecciones desde 1980. Sólo en 1986, el PSOE le superó en escaños, pero no en papeletas. Ahora ha ocurrido algo parecido, empata con Bildu pero gana en las urnas. El relevo de Íñigo Urkullu, actual lehendakari, por Imanol Pradales le ha salido bien al viejo partido vasco. El PNV gobernará en coalición con el PSOE, cuyo candidato, Eneko Andueza, salva los muebles a Pedro Sánchez. El presidente se dedicará ahora al examen final de las elecciones catalanes, la clave para que su legislatura siga adelante.
El PNV ha sufrido por el deterioro de la sanidad vasca, por un relevo generacional sólo salvado a última hora con la arriesgada elección de Pradales y por el cansancio de ser el dinosaurio de Ajuria Enea. Allí lleva desde 1980 con la excepción de una única legislatura en la que gobernó el PSOE con el apoyo del PP. Ahora ha salvado otro cambio de guion.
El socio de los socialistas, Sumar, podrá consolarse con un único escaño, pero es tan poco que el alarde sólo abundaría en el ridículo. Podemos ha muerto. Ni en Galicia ni el País Vasco ni en Cataluña, donde no se presenta a las elecciones de mayo. Y el PP apenas mejora y no logra acabar con Vox, que mantiene su escaño por la provincia de Santiago Abascal.
Los socialistas podrían elegir entre el PNV y Bildu, lo que les da más fuerza a la hora de negociar las consejerías con Imanol Pradales. Habrá Gobierno de coalición en Vitoria, pero eso también forma parte de una tradición que se inauguró en 1986. Cuando lo ha necesitado, el PNV ha tenido a los socialistas, como éstos a los nacionalistas en el Congreso de los Diputados. La actual mayoría de Pedro Sánchez y sus aliados no peligra, puesto que Bildu esta administrando sin prisas la asombrosa línea ascendente que vienen marcando los últimos resultados electorales.
Y es asombrosa, porque esta coalición de partidos independentistas está liderada por Sortu, heredera de Batasuna, el brazo político de ETA. La banda terrorista mató a 853 personas, secuestró a 90, dejó más de 2.600 heridos y atemorizó a la sociedad vasca y española durante cuatro décadas, y sólo hace 12 años que se disolvió. No un siglo, sólo 12 años, y aunque hay muchas razones que explican el éxito de Bildu, ha quedado patente que a una parte notable del electorado vasco le ha dado lo mismo el dolor causado.
Otxandiano cometió en error durante la campaña, concedió una entrevista a un único medio de ámbito nacional, la cadena Ser, y allí encontró a un periodista, Aimar Bretos, que le puso frente a su espejo. "¿Fue ETA una grupo terrorista?" El candidato de Bildu dijo la verdad de lo que pensaba, que ETA, en su opinión, fue una banda armada, eludió el calificativo de terrorismo.
Eso valió para que el PNV terminase de movilizar a su electorado. Gobernará con sus 27 escaños más los 12 del PSOE, ambos sobrepasan la mayoría absoluta de los 38, con lo que se despejan todo tipo de crisis en este nuevo escenario vasco.
A pesar de la disputa que PNV y Bildu han mantenido, hay un hecho que puede pesar en un futuro no demasiado lejano. Tres de cada cuatro parlamentarios vascos son nacionalistas o independentistas, este es un factor de riesgo si el PNV se decidiera a repetir nuevas aventura soberanistas. No obstante, las últimas elecciones en esta comunidad muestran que su voto es muy líquido. En las generales de 2023, el PSOE fue el más votado y parte del éxito de Bildu proviene de un elector de izquierdas que no es independentista. La prueba de ello es que Bildu gana en Álava y en su capital, Vitoria, a pesar de que es la provincia donde la identificación con lo español es mayor.
Otegi, antiguo militante de ETA, ha presidido la noche electoral de Pello Otxandiando. Entre gritos a favor de la independencia, ha dejado claro que su concepción del País Vasco es la misma que antaño, aunque los modos hayan cambiado. "Somos la primera fuerza de Euskal Herria". Es decir, el partido con mayor número de votos si se suma Navarra a las tres provincias vascas.
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