Eva Díaz Pérez

Los Machado, historia de una familia

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Los Machado, historia de una familia

20 de octubre 2024 - 03:14

Atardece en el jardín de los limoneros mientras suenan las campanas de conventos cercanos. De una de las viviendas alquiladas del Palacio de Dueñas sale una luz amarilla. Ya está encendido el quinqué que alumbra el salón familiar. Es el momento de los cuentos en la casa de los Machado. Doña Cipriana Álvarez Durán lee romances antiguos a sus nietos, Manuel y Antonio.

Ésta será una de las escenas que se recrearán en la exposición Los Machado. Retrato de familia, que se inaugura mañana en la antigua Fábrica de Artillería de Sevilla. Un proyecto inspirado por la Real Academia Sevillana de Buenas Letras en el que se reúnen por vez primera los dos grandes fondos machadianos: los de la Fundación Unicaja y los de la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes. Una muestra que recorre la historia de una gran familia intelectual, laica y progresista. Como decía Gregorio Marañón: “Gran siglo español el siglo liberal de los Machado”.

Sevilla recupera a los Machado con una exposición que además de aportaciones documentales trae un hermoso regalo de emociones. Su recorrido se ha planteado para oír las conversaciones íntimas de la familia Machado, leer sus cartas privadas, asomarnos a las intuiciones, dudas y tachaduras en los borradores de sus poemas y contemplar objetos que rozaron las manos de los poetas. Una de las piezas más personales es el ábaco de letras con el que aprendieron a leer los hermanos Machado.

Pero, más allá de estos momentos íntimos, la historia de los Machado como saga tiene la fuerza de un prodigioso mecanismo de influencias. El abuelo, don Antonio Machado y Núñez, fue un destacado científico que defendió las teorías darwinistas en la Universidad de Sevilla. Como rector de la Hispalense, además de alcalde y gobernador civil de la provincia, fue el creador del Gabinete de Historia Natural. El abuelo Machado hacía con sus nietos excursiones a la naturaleza mientras recogían minerales y plantas. Ese mismo paisaje que Manuel y sobre todo Antonio poetizarán en sus versos.

La abuela doña Cipriana realizó un gran trabajo de campo en la moderna ciencia del folklore, todo ese saber popular que su hijo Demófilo convertirá en escuela científica. Ella recorría los pueblos recopilando romances y refranes, por eso la llamaban la mujer de los cuentos. Los mismos que luego narraba a sus nietos a la luz del quinqué en las noches de la Sevilla infantil.

Antonio y Manuel caminaron por la vida juntos, aunque desgraciadamente nos ha llegado una versión distorsionada y maniquea. Su vida fue, además de una entrañable historia fraternal, la crónica de una colaboración plasmada sobre todo en sus trabajos teatrales.

En la exposición Los Machado. Retrato de familia, comisariada por Alfonso Guerra, hay documentos novedosos como la carta en la que Antonio confiesa a Rubén Darío su deseo de permutar la plaza de Soria por la de Sevilla, lo que confirma el deseo de regresar a su ciudad natal. Y muchos papeles que nos ayudan a entender mejor a Manuel Machado, un autor marcado negativamente por razones extraliterarias.

A Manuel la Guerra Civil lo sorprende en Burgos adonde había ido como cada 16 de julio con su esposa Eulalia para celebrar la onomástica de su cuñada Carmen, monja en un convento de la ciudad castellana. Pero se produce el Alzamiento militar y se cortan las comunicaciones. Manuel tendrá que permanecer en Burgos en la pensión Filomena. Allí una periodista francesa le hace una entrevista para la revista Comedie donde explica que ha quedado atrapado en la ciudad a su pesar, sin poder retornar a Madrid. El corresponsal de ABC en París lee la entrevista y denuncia en un artículo la postura poco “entusiasta” del poeta con la cruzada nacional. Manuel está en el ojo del huracán, en la capital de los sublevados. Es apresado e ingresa en la cárcel de Burgos. Pasa unos días de auténtico terror porque hay que recordar que no hacía mucho que Lorca había sido asesinado en Granada. Finalmente es liberado gracias a la intervención de varios amigos. Pero ya no será el mismo. Hay que comprender el miedo en el contexto de una guerra.

Otro de los documentos estremecedores que se mostrarán es el salvoconducto que permitió a Manuel y a su esposa viajar a Collioure al enterarse de la muerte de su hermano. Al llegar descubrirá que también ha muerto su madre. Manuel permaneció largas horas dando vueltas en el camposanto de Collioure. Quizás hasta allí llegaría el olor del mar para los que iban ligeros de equipaje. Antonio y Manuel juntos otra vez en aquel cementerio marino de días azules y soles de la infancia.

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