La tribuna
No es arte, es violación
La tribuna
Leí en este periódico, EL 7 de febrero, un comentario de Teodoro León Gross sobre el tuit de Adelante Andalucía acerca de la visita del Rey al centro educativo de la Safa en Écija para hacer entrega del Premio al fomento de proyectos de innovación educativa, concedido por la Fundación Princesa de Gerona.
Dice el tuit: "Que la Casa Real venga a Andalucía para visitar y entregar un premio a un centro educativo privado es una falta de respeto y de sensibilidad hacia la educación pública andaluza".
El comentario del sr. León Gross es atinado. Yo deseo completarlo aportando algo de información.
La Safa es una institución que nació para educar a las clases populares andaluzas en general y, muy particularmente, a los hijos de los derrotados en la Guerra Civil, por iniciativa del padre Villoslada, de la Compañía de Jesús. Hay que situarse históricamente: Estamos en 1940. La idea matriz es que la educación es la palanca que mueve el mundo.
De aquella primera idea nacieron centros de educación primaria y de Formación Profesional por toda la geografía andaluza. Aquellas escuelas necesitaban maestros y aquellos talleres necesitaban expertos. Surgen entonces la Escuela de Magisterio y la de Maestría Industrial en Úbeda.
Cuando la FP era en el sistema educativo español poco más que una entelequia, de los talleres de la Safa y, en su momento, de su Escuela de Maestría Industrial, salían al mercado laboral grandes profesionales con una formación teórica y práctica envidiable. Que hable de ello, por poner un solo ejemplo, la Santana de Linares. Si yo invitara en este momento a los que se graduaron en los años cincuenta, sesenta y … a exponer sus experiencias, serían necesarios miles de tuits de cientos de empresas agradecidas.
La Escuela de Magisterio estaba adscrita a la Universidad de Granada. El Plan de Estudios de entonces (bajo el paraguas del Ratio Studiorum-Dios lo bendiga-) era un continuum de nueve años con bachillerato incluido y dos reválidas, la segunda ante un tribunal de la Universidad. De ello podríamos dar fe centenares de maestros de la educación pública y bastantes inspectores en miles de tuits. El marco jurídico era el de Patronato. (No es cosa de extenderse al respecto ahora pero, en opinión de algunos, sería una fórmula que superaría a la de los Conciertos. Dejémoslo ahí).
No dispongo de una relación de todos los galardones, reconocimientos y premios que ha recibido la Safa. Sé que son muchos los Ayuntamientos e instituciones que han reconocido el excelente trabajo de sus profesores pero, si hay algo que merece ser situado en primera línea de nuestro agradecimiento como andaluces, es la labor social y de progreso intelectual y moral que ha supuesto la existencia de la Safa en Andalucía.
Si ha leído hasta aquí, permítame, amable lector, que me dirija ahora a Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía.
Teresa, debe saber que la Safa ha sido siempre una defensora de las clases más desfavorecidas de Andalucía, que esto no ha estado nunca reñido con una educación basada en el esfuerzo intelectual, que su profesorado, desde sus primeros momentos, estuvo siempre atento a los avances de la pedagogía más innovadora y, sobre todo, que muchos niños andaluces debemos a la Safa todo lo que hemos sido en la vida - unos con mayor y otros con menor fortuna, que eso ya es una ecuación que se resuelve individualmente-. La única aristocracia que definió a la Safa desde su nacimiento fue la del esfuerzo, la disciplina y el rigor intelectual.
Le ruego, Teresa, que desautorice ese desafortunado tuit. Infórmese sobre la Safa . Hay veintitantos centros, están en todas las provincias andaluzas, no hay sólo capitales ni barrios residenciales, … para qué seguir. Tiene una oportunidad de oro. La Safa no ha recibido de la Junta de Andalucía el título de Hija Predilecta de Andalucía. Lidera una iniciativa para que se le conceda. Mostrará así el respeto que merece la educación pública andaluza. Los miles de antiguos y actuales alumnos de la Safa se lo agradeceremos.
Gracias a la educación que recibí en la Safa, he podido terminar este artículo sin adjudicar a la persona que escribió ese tuit y a la que lo autorizó los calificativos que se merecen. Sólo su ignorancia puede justificar el tuit.Estoy seguro de que ninguno de los individuos que han tenido algo que ver con ese tuit estudió en la Safa.
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