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Muface no tiene quien le escriba
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Las finanzas sostenibles han experimentado un importante aumento y se prevé una mayor proyección en el futuro.
Debemos distinguir varios escenarios. El primero, la cuestión de la rentabilidad en términos estrictamente económicos. El segundo, la estructura financiera bien en el perímetro de los fondos de inversión o en el de la capitalización bursátil de las compañías. El tercer escenario tiene que ver con la posición competitiva y el cuarto con el área geográfica.
No podemos afirmar con rotunda claridad, a día de hoy, que invertir en fondos sostenibles sea más rentable que hacerlo en fondos tradicionales, pero si entendemos el concepto rentabilidad de una forma más holística, el escenario cambia.
Las finanzas sostenibles crecen de forma muy importante en la actualidad por varios factores. Porque pueden obtenerse rentabilidades superiores, porque los marcos reguladores se orientan a ellas, porque la buena gobernanza de las empresas va más allá de los aspectos meramente financieros y porque todo ello confluye en la gestión/respuesta al problema medioambiental que es urgente resolver.
Aunque no se puede afirmar categóricamente que la inversión en sostenibilidad sea más rentable que otros tipos de inversión, es evidente, sobre todo en el entorno UE, que la estrategia de inversión basada en criterios ESG es una tendencia que se consolida por muy variadas razones entre las que se encuentran la menor volatilidad que soporta en momentos de crisis.
Las apuestas inversoras se centran claramente en la calidad de la gestión y la reducción de riesgo, especialmente en momentos de crisis y aquí, en mi opinión, es donde el escenario futuro para las finanzas sostenibles tiene un mayor margen de recorrido, pues el futuro desde un sentido predecible, nos aboca a resolver problemas complejos de diversa índole: medioambientales, energéticos y también geopolíticos. Este escenario nos lleva inevitablemente a un perímetro de riesgo, en el que la inversión sostenible demuestra claramente importantes ventajas.
En finanzas el factor tiempo es esencial y aquí las inversión sostenible se presenta mejor en cuanto a la rentabilidad en el escenario del largo plazo.
Desde el punto de vista de la posición competitiva y también en el perímetro del largo plazo, las empresas que puedan acreditar criterios ESG en su gobernanza y su estrategia financiera, estarán en mejor posición competitiva, no sólo debido a la rentabilidad vía capitalización bursátil y/o inversión, sino porque la conciencia social es ya una clara tendencia global.
Es cierto que estamos en un estado incipiente de la cuestión y que hay enormes diferencias entre países y áreas geográficas, pero no es menos cierto que la globalización de los mercados tendrá en el futuro un papel centrifugador con efecto atracción, a medida que la conciencia organizacional en sentido global avance y no sólo desde el lado de la oferta, sino también desde la demanda, lo que condicionará el comportamiento inversor de las empresas y organizaciones.
Los países en vías de desarrollo y los que aún están por desarrollar es posible que tarden más en incorporarse, pero la globalización y la rentabilidad a largo plazo, junto a la capacidad de que las finanzas sostenibles, tengan un mejor comportamiento en momentos de crisis, en un escenario en el que hay demasiados temas a resolver, prevé un escenario más desarrollable para la inversión sostenible.
Tampoco hay que olvidar el cambio de paradigma, éste más profundo, en el sentido de entender que quizá el foco haya que mutarlo. De ganar la mayor cantidad posible en el menor tiempo, por otro en el que quizá sea planteable no ganar tanto a corto para centrarse en poder ganar más despacio, como parte de una solución que llevará mucho tiempo resolver.
Estamos ante un reto global que no sólo afecta a las finanzas sostenibles como instrumento de desarrollo en el ámbito de la solución. También afecta a distintas áreas geográficas que evolucionan a diferente ritmo, incluso en el ámbito del primer mundo.
La rentabilidad está aún por delante del cambio de paradigma radical que la situación precisa, como forma global distinta de hacer las cosas.
Sin duda las finanzas sostenibles tienen un amplio escenario de desarrollo por delante.
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