La tribuna
No es arte, es violación
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Mañana, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Vivimos en un mundo muy convulso, una sociedad atribulada a nivel global en un planeta en crisis ambiental debido a una parte de la especie humana que impone una forma de vida que no es saludable ni para el propio planeta ni para los seres vivos que habitan en él, incluidos los propios seres humanos. Hoy nuestro mundo, nuestra Tierra, sufre, y junto al sufrimiento del planeta convive el dolor de una parte grande la humanidad. Llegamos al Día Mundial del Medio Ambiente de 2020 con una pandemia generada por un virus de incierto origen, donde se ha puesto de manifiesto lo mejor y lo peor del ser humano. Hace cinco años, el papa Francisco presentó la Carta Encíclica Laudato Si' Sobre el cuidado de la Casa Común. El documento constituye una brillante aportación, posiblemente la más progresista hecha nunca por un dirigente de influencia mundial, por el bien del planeta y sus habitantes, especialmente por los más desfavorecidos. Sin embargo, la situación del mundo ha empeorado en estos cinco últimos años. El papa Francisco ha invitado a la humanidad a celebrar la Semana de la Laudato Si' este mes de mayo y lo hace con una frase que refleja toda una encíclica: construyamos juntos un mundo mejor. Éste es el reto que nos debemos plantear a todos los niveles si queremos que el bien común en una sociedad justa y equitativa, sensible con el medio ambiente que nos facilita la vida, sea una realidad. La Carta Encíclica Laudato Si', con el soporte conceptual de gran contenido ecológico, "Todo está conectado", plantea que no nos enfrentamos a dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino a una sola y compleja crisis socioambiental. La visión ecosistémica del planeta en el siglo XXI va en esta dirección, la crisis de nuestra realidad es socioambiental. El desafío urgente en este Día Mundial del Medio Ambiente de 2020 es proteger nuestra casa común incluyendo a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. La solución planteada en la Encíclica Laudato Si', tras cinco años de su presentación, pasa por el desarrollo de una ecología integral como modelo que incorpora las dimensiones humanas y sociales en equilibrio con el conjunto del planeta y la Naturaleza, la casa común. Cuanto más poder, más responsabilidad en el cuidado de la casa común, dice el papa Francisco. La noción de bien común es la luz para cambiar el modelo de desarrollo global, lo cual implica reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y su finalidad para corregir sus disfunciones y distorsiones. La interdepedencia de los procesos económicos, sociales y medioambientales, en la casa común, nos obliga a pensar en un solo mundo para que las generaciones actuales y futuras no sufran las consecuencias de imprudentes decisiones tomadas con miras egoístas, al margen de personas y del planeta, con una mentalidad necrófila alejada de la necesaria biofilia. Se generan periferias de pobreza tanto en relación a nivel planetario con las diferencias Norte-Sur, y quizás ahora Este-Oeste, como en la vida en las ciudades. Nos muestra la Encíclica en este Día del Medio Ambiente el camino del diálogo, el diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional, el diálogo para establecer nuevas políticas nacionales y locales, el diálogo y transparencia en los procesos que conducen a decisiones, el diálogo entre la política y la economía para la plenitud humana. La recomendación es leer, independientemente de las creencias personales, esta encíclica sobre la casa común, que hace cinco años se escribió, en un Día del Medio Ambiente donde hay mucho que meditar sobre el futuro del planeta y la humanidad. El Papa defiende a los débiles, a los sin voz, a los descartados, es decir, a la Tierra en su conjunto, la casa común y a los pobres que contiene, nuestros hermanos, un gran tema para meditar en este Día Mundial del Medio Ambiente.
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