Manuel Marchena

Agua: ¿ayudar o confundir?

El autor recalca que su asociación empresarial quiere ayudar a familias vulnerables

19 de abril 2020 - 05:30

ESTOY en casa, como casi todos los españoles y ‘teletrabajo’ mientras observo por la ventana, de vez en cuando, a Sevilla, la ciudad que amo.

Vivo solo, y aprovecho las pequeñas compras para caminar brevemente por sus calles, mientras reflexiono sobre ciertas cosas que logro entender.

"Proponemos que el usuario consiga la condición de vulnerabilidad de manera immediata, simplemente con el envío de una declaración responsable sobre su condición a su compañía"

El trabajo, aunque desde casa, es intenso, porque el abastecimiento de agua es una actividad esencial, no solamente porque el sentido común nos lo indica, sino también porque así lo decretó el gobierno en la gestión del confinamiento por la crisis sanitaria. Y aunque mi responsabilidad es distinta de cuando gestionaba Emasesa, la empresa sevillana de abastecimiento de aguas, coordinar la respuesta del conjunto de las empresas de gestión del agua es una actividad apasionante. Tampoco es difícil: esas empresas enfrentan la crisis sanitaria de manera admirable, y su compromiso y respuesta individual es, en todos los casos, impecable.

Frente a la crisis, inmediatamente –antes incluso de la declaración del estado de alarma– las empresas adaptaron sus modos de trabajo para proteger a trabajadores y a usuarios. Eso conlleva un trabajo muy arduo e intenso: cambiar los turnos, separar los grupos de trabajadores para evitar el contagio y garantizar así la continuidad del servicio, enviar a casa a teletrabajar a la mayor parte de las plantillas, y otros muchos protocolos nuevos. Todo ello bajo la premisa esencial de que, mientras tanto, el agua siga saliendo del grifo como si no pasara nada, y que los ciudadanos se sientan seguros del servicio en el inevitable confinamiento.

Como actividad básica, la relación con el Ministerio para la Transición Ecológica es, por lógica, permanente. En esa dinámica, y con el propósito de preservar la indispensable solidaridad con las familias vulnerables, hemos propuesto ajustes a los decretos que afectan al servicio, y alguna iniciativa legislativa. La solidaridad con las familias vulnerables es una cultura entre las empresas de abastecimiento de agua, y se produce con normalidad, sin necesidad de que haya estado de alarma.

Nunca una de nuestras compañías le corta el servicio a una familia por motivos económicos. Y, evidentemente, esa solidaridad sólo puede ser efectiva si los que no necesitamos ayuda soportamos el servicio. Una de las lamentables consecuencias de esta crisis sanitaria es que de forma sobrevenida y en pocas semanas, se han convertido en vulnerables personas que antes no lo eran.

Para garantizar, también ahora, el derecho de los ciudadanos a disfrutar de ese servicio esencial que es el agua, se ha desarrollado la siguiente iniciativa legislativa: ante la saturación de los servicios administrativos, reclamados por la crisis económica subyacente a la sanitaria, se propone que el usuario consiga la condición de vulnerabilidad de manera immediata, simplemente con el envío de una declaración responsable sobre su condición a su compañía.

Cada familia decidirá, bajo su propia responsabilidad, si es o no vulnerable y su simple comunicación de esa declaración a la compañía le eximirá de corte por el impago del servicio.

Esta es la realidad de lo que AGA, nuestra asociación, ha propuesto al ministerio. Por eso, resultan sorprendentes e inadmisibles algunas interpretaciones sesgadas que apuntan a que “nuestra propuesta pide facilitar el corte del suministro a las familias”, algo que, por otra parte, todas nuestras compañías anunciaron que no harían en ningún caso mientras durara el estado de alarma, ni a vulnerables ni a no vulnerables, ni a familias ni a industrias o comercios, a nadie. No es tiempo de crear más incertidumbres a los ciudadanos, ni de asustarlos con noticias inciertas, sino de ayudarlos a sobrellevar esta crisis. Pueden contar con nosotros.

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