La tribuna
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Tenemos una auténtica riqueza ecológica y paisajística en Andalucía: la dehesa, hábitat único en Europa, conformada por encinares, alcornocales, quejigares y acebuchales, además de pinares, castañares, lentiscares, matorrales y pastizales. Estos bosques generan biodiversidad, cobijo de fauna, protección de cauces y arroyos, favorecen la captación y retención del agua que bebemos, evitan la erosión, constituyen un verdadero sumidero de carbono que mitiga el cambio climático y fijan la población rural en zonas desfavorecidas económicamente. Más del 70% de estos bosques son privados.
A pesar de los beneficios que estos bosques generan indirectamente a la sociedad con sus más de tres millones de hectáreas, se encuentran en completo abandono por parte de la Junta de Andalucía. Si bien las superficies agrícolas andaluzas cuentan con un apoyo económico constante y anual por parte de la Política Agraria Común, no ocurre así con los bosques andaluces.
Del presupuesto europeo procedente del marco 2014-2020 para el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía, a estas fechas de marzo de 2021, la Junta no ha sido capaz de invertir un solo euro en estos bosques. No es un problema de gobiernos, ni del anterior ni del nuevo; es un problema del sistema creado en los ámbitos administrativos públicos y mantenidos por los mismos. Se ha generado una maraña de condicionantes, necesidades, obligaciones y legislaciones contradictorias, unida a una inoperante e indolente Administración que se pierde entre sus papeles en los despachos, ajena a las verdaderas demandas de los bosques andaluces.
El anterior Gobierno, en cuatro años sólo consiguió publicar una convocatoria de ayudas a la prevención de incendios forestales en 2018, con catorce millones de euros de dotación, ayudas no resueltas después de dos años y medio. Los resultados que esperan los propietarios, tras pasar grandes vicisitudes en su tramitación, son decepcionantes: ¿llegará acaso la Junta a conceder quinientos mil euros de los catorce millones iniciales?
El nuevo Gobierno impulsó en 2019 una convocatoria prometedora de ayudas a los ecosistemas forestales, más de 106 millones de euros, inversiones muy necesarias en los bosques para su mantenimiento y prevención de daños, como la seca de los encinares y alcornocales o los incendios forestales. El reparto de estos fondos en zonas deprimidas generaría más de 750.000 jornales durante dos años para más de 3.000 operarios forestales y cientos de técnicos, y trabajo para decenas de empresas, viveros, talleres, etc. Después de año y medio, estas ayudas no están aún concedidas, con más de 1.000 peticiones y 126 millones de euros solicitados. El sistema administrativo de la Junta apenas alcanzará a otorgar ayudas a la mitad de los solicitantes, con igual merma del presupuesto inicialmente asignado, cercenando de nuevo todas las expectativas de mejora y conservación de nuestros bosques, la generación de empleo y la actividad económica en estas áreas tan necesitadas. De nuevo volvemos a topar con un sistema público inoperante y lento, que pone continuas trabas al administrado. ¿Dónde está la famosa agilización administrativa que tanto pregonó este nuevo Gobierno? Ni está, ni se le espera.
Esta es la actitud de la Administración andaluza con nuestros bosques. Cualquier gestión necesaria se convierte en una auténtica pesadilla para los propietarios. En el sector forestal, a los tramites con los servicios públicos de la Junta se les denomina la gymcana, porque es tal la maraña jurídico-administrativa para llevar a buen fin un expediente de permiso, autorización o proyecto para inversiones -privadas o públicas- en los bosques que se convierten en una tarea ardua, difícil y complicadísima. Las trabas administrativas y el desprecio al procedimiento reglado por parte de los servicios de la Junta en muchos casos raya en lo increíble. Esta situación genera desapego, desilusión y hastío en sus gestores, despoblamiento y empobrecimiento en áreas rurales, por no comentar las consecuencias finales de este abandono: los grandes incendios forestales que todos los veranos abren nuestros telediarios.
Desde la plataforma SosNatuR, que agrupa a varias asociaciones de propietarios, técnicos y empresas del sector, queremos denunciar esta situación que sufren nuestros montes, y estaremos atentos a los fondos que Europa destina a nuestros bosques y dehesas andaluzas, para que se inviertan en su totalidad en los mismos.
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