Francisco J. Ferraro

China ante su futuro (y el nuestro)

La tribuna

La estrategia de Xi Jinping pretende el desacoplamiento de los países democráticos y la reforma del orden internacional

China ante su futuro (y el nuestro)
China ante su futuro (y el nuestro)

16 de octubre 2022 - 09:36

Hoy comienza el 20º Congreso del Partido Comunista de China. Será trascendente porque en él se tienen que definir los objetivos del país a largo plazo y la estrategia para alcanzarlos, incluyendo los posibles cambios en las relaciones con el mundo democrático.

China ha experimentado en las últimas cuatro décadas la transformación más exitosa de la historia de la humanidad. Los cambios introducidos por el Programa de Reforma y Apertura de 1978 dieron lugar a un acelerado crecimiento económico, a la construcción de una potente base industrial, y a un drástico aumento de la esperanza de vida, del nivel de formación, urbanización, etcétera. En definitiva, un país en el que la mayoría de la población vivía en la miseria se ha convertido en la segunda potencia mundial en menos de medio siglo. Esta transformación ha sido posible por el proceso de globalización, que le facilitó a China una fuerte inversión desde los países industrializados, y con ello capacidad productiva modernizada en un marco abierto a sus exportaciones. Todo ello dirigido por un Partido Comunista que aplicó la estrategia de desarrollo de Deng Xiaoping hacia a un socialismo de mercado, con libertades económicas, pero no políticas. Una autocracia que se ha legitimado en la continua e intensa mejora del nivel de vida de la población.

Tras decenios de crecimiento extraordinario (a un promedio del 9% anual), en la última década se está produciendo una desaceleración, y en los años más recientes están surgiendo nuevos problemas que exigen cambios de orientación. El menor ritmo de crecimiento se deriva del envejecimiento de la población y la disminución de la población en edad laboral, de los límites al aumento de la productividad por mejoras educativas, del freno en la acumulación de capital, o a la minoración de las ventajas iniciales en costes laborales y otros factores. Un proceso, denominado "la trampa de los ingresos medios", que ya ha sucedido en otros países en desarrollo, pero que en el caso de China podría llevarla al estancamiento antes de alcanzar niveles de renta próximos a los de los países desarrollados.

Además de los ya citados, China se enfrenta a otros problemas estructurales de gran envergadura. Por una parte, a la transformación de un modelo económico volcado en la producción de manufacturas para la exportación a otro modelo con un papel más relevante del consumo interno y con una base tecnológica más innovadora. Este cambio de modelo ha de atajar los problemas de la elevada desigualdad y el desequilibrio entre el mundo rural y urbano. Y, por otra parte, ha de hacer frente a un desacoplamiento de los países occidentales.

Este desacoplamiento se ha ido intensificando los últimos tiempos como consecuencia de las guerras comerciales, la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y de las nuevas orientaciones de Xi Jinping de creciente intervención del partido en todos los ámbitos, de potenciar el autoabastecimiento nacional y de remodelar un orden internacional impuesto por las potencias occidentales que ponen las libertades individuales por encima de los intereses de los estados.

Este desacoplamiento también se produce desde los países democráticos, que desconfían crecientemente de China, a la que identifican como un rival sistémico, por la falta de respeto de los derechos humanos, su retórica de confrontación, y también por la necesidad de mayor seguridad de los suministros, para lo que se replantean la vuelta de actividades externalizadas.

A este panorama estructural se suman en el tiempo reciente problemas adicionales que complican el escenario. Por una parte, su política de Covid-cero obliga a reiterar los test con frecuencia y a confinamientos muy estrictos, lo que ha provocado la reducción del consumo, cierres y restricciones para las empresas y la práctica desaparición del turismo. Por otra parte, una grave crisis inmobiliaria, con un alto nivel de deuda de los promotores y familias defraudadas en sus inversiones, lo que ha provocado que su Banco Central reduzca sus tipos de interés, a pesar de lo cual ni las familias ni las empresas están utilizando las facilidades financieras. Una política monetaria que, además, frente a las subidas de tipos de interés de la Fed y del BCE, puede propiciar las salidas de capital.

Por todo ello, el panorama con el que se abre el congreso es muy preocupante, y nada se puede prever en el hermetismo tradicional del PCCh, pero dado el control de Xi Jinping del partido, lo más previsible es que salga reelegido al frente del partido y del ejército, y que también sea probable que a principio de 2023 se produzca su reelección como presidente de la república. Los cambios de orientación de las instituciones requieren periodos largos para su maduración, pero se mantendrá la pulsión por estos cambios en la sociedad y en el partido.

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