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Más allá del oportuno llamamiento realizado por el consejero de Salud a las embarazadas para que se vacunen ya, sin esperar al parto, para evitar riesgos tanto para la madre como para el bebé, conviene tener presente que la vacunación, más que un deseo, es una necesidad, si queremos alcanzar la inmunidad de rebaño antes de que se dispare la presión hospitalaria. El ritmo de vacunación en Andalucía, hasta el momento, ha sido aceptable, pero aún existen demasiadas personas en nuestro territorio que, por distintas razones, no han acudido a la cita, unas veces por dilación, otras porque les ha sido imposible y otras porque se niegan en redondo, al desconfiar de los efectos secundarios o por su espíritu negacionista. Algunas informaciones y el puro desconocimiento han obligado al consejero Jesús Aguirre a aclarar a las gestantes que la vacuna también protege al bebé, porque sus dudas previas entraban dentro de la lógica. Lo que carece de sentido es el pensamiento terco de los antivacunas, que por fortuna en este país y en nuestra región no son muchos, puesto que ha quedado demostrado que la pauta completa es la única receta para controlar la pandemia.
A las personas que se niegan a aceptar la realidad, como el fumador que diariamente consume dos cajetillas convencido de que no le afectan, convendría mostrarles los beneficios de la inmunidad de grupo. A simple vista, bastaría con que observen la cantidad de mayores que han salido a la calle y han podido ver a sus familiares tras meses de confinamiento, pero si no están dispuestos a dejarse convencer, por lo menos que no perjudiquen al resto.
Otro problema añadido es la población flotante que nos visita estos meses y que tiene tan complicado vacunarse. Si un andaluz de interior decide vacunarse en una provincia costera, no tiene más que solicitarlo y en tiempo récord recibirá la dosis oportuna, previa asignación de su médico. El SAS apenas necesita 24 horas para ello. Pero si quien lo solicita nos llega desde fuera de Andalucía, el plazo se amplía a 30 días porque una vez asignado el médico han de transcurrir no menos de 30 días para pedir la cita, lo que invita a renunciar de inmediato. Si logramos resolver esta demora, el avance será notable y la inmunidad también estará más cerca para todos.
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