Editorial
El fracaso del Estado
Editorial
De todos es conocido que la decisión de que la primera línea del tren de Alta Velocidad en España fuese Madrid-Sevilla, y no Madrid-Barcelona, fue del presidente socialista Felipe González, en el que no pesó tanto su condición de andaluz como la certeza de que era hora de que se empezase a romper la inercia según la cual el Estado español siempre priorizaba las inversiones en los territorios más ricos del país (paradójicamente Cataluña y País Vasco, los que mayores problemas de nacionalismo presentan) sobre las destinadas a las regiones más atrasadas, entre las que figuraba (y por desgracia sigue figurando) Andalucía. La llegada del AVE a Sevilla fue una completa revolución en el transporte de la capital andaluza, Córdoba y toda la comunidad autónoma en general. Tiempo después, el AVE fue llegando a otras capitales como Málaga o, más recientemente, Granada, generando un nuevo estilo de movilidad de medio y largo recorrido sin el cual hoy difícilmente imaginamos nuestros viajes por el interior de España. El tiempo, además, ha dado la razón a los que apostaron por el ferrocarril como transporte sostenible. El AVE, además de su rapidez y comodidad, permite importantes ahorros en emisiones de gases de efecto invernadero, de ahí que muchos países apuesten en la actualidad por su implantación.
Sin embargo, uno de los mayores problemas del AVE es en la actualidad su alto precio, que muchas veces lo convierte en casi un lujo. Esto, probablemente, cambiará cuando, a partir del próximo 14 de diciembre de 2020, se liberalice definitivamente el transporte de viajeros por ferrocarril en España. El monopolio de Renfe, que en su día pudo ser necesario y prestó un importante servicio a los ciudadanos, era ya una anomalía económica que carecía de sentido. Según los cálculos, la liberalización del AVE Madrid-Sevilla-Málaga elevará los trenes diarios de 35 a 61, lo que supondrá una gran oportunidad para impulsar el uso de la red AVE, cuya capacidad, como reconoce el gestor de infraestructuras ferroviarias en España, Adif, está aún muy por encima del uso que se le da en la actualidad.
Con la liberalización del AVE todos los andaluces ganaremos, porque tendremos unos horarios más amplios para poder viajar y porque nos resultará más barato. Ya hay pocas dudas de que el futuro de la movilidad a media y larga distancia es el tren, y todo lo que sirva para su ampliación debe ser recibido como una buena noticia.
También te puede interesar
Editorial
El fracaso del Estado
editorial
El fracaso del Estado
Editorial
Gobierno a la deriva
Editorial
El Estado, desbordado
Lo último