Lamentable desviación de responsabilidad

Editorial

16 de noviembre 2024 - 03:09

Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, hizo ayer, ante el Parlamento regional, un enorme ejercicio de desviación de su responsabilidad en la gestión de la tragedia desatada por la DANA. Lo hizo mediante una táctica que es tan antigua como la política: repartir las culpas de modo que a él le correspondiera sólo una pequeña parte y más por omisión que por acción. Según el análisis que hizo Mazón en una larguísima intervención ante las Cortes, los verdaderos responsables de la tragedia fueron, en primer lugar, la propia magnitud de la emergencia meteorológica y el “sistema”, que presenta fallos en sus protocolos de actuación; en segundo, la Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente del Gobierno central, y la falta de ayuda inmediata de la Administración central y, sólo en tercero, cómo afrontaron la tragedia la Generalitat Valenciana y su presidente, ilocalizable durante las horas críticas. Un planteamiento lamentable que pasó por una leve autocrítica y por un prolijo relato de todas las medidas de reconstrucción puestas en marcha, que hubieran merecido un análisis detallado en una sesión que no hubiera estado convocada para dar explicaciones de lo que pasó en torno a la tragedia. Parece, por tanto, que Mazón fue al Parlamento a echar tinta de calamar para salvarse de unos hechos que le perseguirán todo el tiempo que decida seguir en la vida pública. El presidente valenciano, empeñado de forma irracional e irresponsable en aferrarse al cargo, es un zombi político y su partido lo sabe. Las consecuencias electorales de esta actitud serán responsabilidad directa de la cúpula nacional del PP y de Alberto Núñez Feijóo. La limitada reconfiguración de su Ejecutivo se antoja un cortafuego insuficiente ante la gravedad de lo que ha pasado. Las responsabilidades no asumidas por la máxima autoridad de Valencia no tapan las que el Gobierno de la nación ha eludido y ambas configuran una crisis institucional que lo ocurrido en el Parlamento valenciano no mitiga, sino que ahonda.

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