Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
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La transición de la dictadura a la democracia fue posible gracias a la existencia de un grupo de personas que tuvieron la inteligencia y el coraje necesario para llevarla a buen puerto. Una de ellas fue Manuel Clavero, el sevillano que pensó la España autonómica actual, un Estado descentralizado y unido a la vez en el que todas las comunidades tienen los mismos derechos y obligaciones. En aquellos años de la Transición no eran pocas las voces que propugnaban un país de dos velocidades, con las llamadas nacionalidades históricas (aquellas que llegaron a disfrutar de un estatuto de autonomía durante la II República) gozando de privilegios políticos que al resto de regiones, entre ellas Andalucía, les estaban vedados. Fue Manuel Clavero, el redactor oficioso del artículo 151 de la Constitución, el que supo ver la profunda injusticia que se escondía detrás de esta situación, que condenaba a nuestra tierra a seguir siendo un sujeto pasivo de su propia historia. Si hoy son los andaluces (y los extremeños, los castellanos, los murcianos, etc.) los que deciden sobre los temas que sólo a ellos competen es gracias a que Clavero supo iluminar un camino jurídico en el que se conseguía conjugar la diversidad de España con su unidad forjada durante siglos. Manuel Clavero se va en unos momentos en los que el modelo autonómico vuelve a estar amenazado por el intento del separatismo catalán de quebrar la España constitucional. Precisamente a este asunto dedicó sus últimas reflexiones políticas. Hasta sus últimas horas Manuel Clavero ha defendido una Andalucía libre dentro de una España democrática e igualitaria. Con la muerte de Manuel Clavero, Andalucía pierde una de sus cabezas jurídicas y políticas más lúcidas. Toda su vida ha estado guiada por una vocación de servicio público que demostró como universitario, político y jurista. El hecho de que el primer acto público del actual presidente de la Junta, Juanma Moreno, fuese visitarlo en su despacho dejó claro hasta qué punto las actuales generaciones son deudoras de un estilo de hacer política basado en el rigor intelectual, la moderación ideológica y la generosidad personal. En el Grupo Joly tuvimos el privilegio de ser testigos de su bonhomía y penetrante inteligencia durante las reuniones del Consejo Editorial, que presidió desde su creación, imprimiéndole un estilo que permanecerá durante mucho tiempo.
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