Desatino mexicano

Editorial

28 de septiembre 2024 - 03:08

El enfrentamiento diplomático con España abierto por México por su boicot a la presencia de Felipe VI en la toma de posesión como presidenta de esa república de Claudia Sheinbaum rozaría los límites de lo grotesco si no afectara a un país con el que el nuestro tiene lazos históricos y culturales que no pueden ser ignorados. El Gobierno español acierta de pleno cuando, en respuesta a esta disparatada actitud, se niega a que haya representación de ningún nivel en la ceremonia que se celebrará el martes. La Administración saliente del populista Andrés Manuel López Obrador se ha empeñado durante los últimos seis años en mantener unas relaciones no normalizadas con España a cuenta de una pretendida no asunción por el Estado español del daño causado en la colonización. La presidenta Sheinbaum parece que quiere seguir por la senda del desatino, corregido y aumentado. Una jugada en la que los dos países salen perdiendo. Dando por sentado que en esta ocasión el Gobierno ha hecho lo que tenía que hacer, cabe preguntarse por los conflictos que tiene abierta la diplomacia española en Hispanoamérica, la zona del mundo en la que el país debería mantener una situación de predomino cultural y económico y de influencia política más destacada. En los últimos meses se han abierto enfrentamientos graves con la Argentina del ultra Javier Milei, por sus críticas a la esposa de Pedro Sánchez, con la Venezuela del dictador Nicolás Maduro, por el fraude electoral y el exilio de Edmundo González Urrutia, y ahora con México, que por primera vez tendrá una mujer al frente de la Presidencia. No son, precisamente, los países con menos peso de la América hispana. Desde la comprensión de cada una de las situaciones, es fácil concluir que ni el servicio diplomático ni el ministro José Manuel Albares están a la altura de las circunstancias. La diplomacia está para evitar conflictos y, de un tiempo a este parte, estos no paran de surgir.

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