Bochorno nacional por la fuga de Puigdemont

Editorial

El bochorno es mayúsculo si se considera que Puigdemont y su partido, Junts, siguen siendo aliados parlamentarios del Gobierno de Sánchez

09 de agosto 2024 - 13:33

Ni el consejero de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, ni el comisario jefe de los Mossos, Eduard Salllent, han sabido dar explicaciones aclaratorias sobre la burla y fuga que Carles Puigdemont protagonizó el día anterior al escaparse en pleno centro de Barcelona durante un acto público, anunciado por el propio protagonista 24 horas antes. Contra Puigdemont pesa una orden de detención del juez Pablo Llarena, que además ha abierto una investigación para conocer cómo y quiénes han sido los responsables del dispositivo. La credibilidad de los Mossos, que actúa como policía integral en todo el territorio catalán, ha quedado tan hundida que será preciso que el nuevo presidente de la Generalitat, Salvador Illa, no sólo releve a sus responsables, sino que abra una investigación interna para conocer hasta dónde llegan las influencias de Puigdemont dentro del propio cuerpo.

El argumento de los Mossos de que no se encontró el momento “idóneo” para la detención no es válida, porque hubo tiempo para montar un dispositivo y prever posibles escenarios; resulta ridículo que unos responsables policiales argumenten que no se esperaban este comportamiento impropio de un ex presidente de la Generalitat, cuando el sujeto lleva casi siete años huido de la Justicia y ha protagonizado distintos quiebros mediáticos. Pero la fuga sobrepasa a las responsabilidades de los Mossos y de la Generalitat, también incumbe al Ministerio del Interior, porque es el responsable de la vigilancia de las fronteras y del aeropuerto.

Puigdemont no se teletransportó desde Waterloo a la calle Trafalgar de Barcelona, viajó por dos países europeos, cruzó los Pirineos y atravesó Cataluña, los distintos servicios de información también han sido burlados, y la explicación del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, es insuficiente: no basta con responsabilizar a los Mossos del dispositivo. Pero el bochorno es mayúsculo si se considera que Puigdemont y su partido, Junts, siguen siendo aliados parlamentarios e imprescindibles del Gobierno de Pedro Sánchez. 

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