Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
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Una campaña de vacunación efectiva, bien organizada desde el punto de vista logístico y sanitario, la puesta en marcha de medidas que palíen en lo posible los devastadores efectos de la crisis económica y de su derivada social y una política que asegure que los fondos de recuperación que lleguen de la Unión Europea se apliquen en proyectos capaces de generar riqueza y empleo. Éstas deben ser las prioridades del Gobierno andaluz para el trascendental año que empieza. 2021 va a ser el año, si todo marcha como debería, en el que habrá que empezar a pensar en cómo se vuelve poco a poco a la normalidad. Una normalidad económica, social y cultural que es una necesidad que se palpa en la calle. La pandemia y sus efectos son una pesadilla que dura ya un año y que ha destruido nuestro sistema de vida. Para empezar a reconstruir el edifico es imprescindible que todas las energías se concentren en ello y que se dejen atrás intereses de tipo partidista o electoralista, como pasa demasiadas veces. En su discurso de fin de año el presidente de la Junta, Juanma Moreno, apeló a la necesidad de recuperar los grandes consensos y el espíritu de la Transición. Como declaración de intenciones no estaría mal, si estuviera acompañada por hechos que confirmasen que se va en esa dirección. Pero, desgraciadamente, la política del día a día demuestra que se está más pendiente de la confrontación política que de los aspectos que de verdad deberían importar en estos momentos y que incluso la pandemia se utiliza como arma arrojadiza contra el adversario. Tampoco parece que el Gobierno de la nación esté a la altura de las circunstancias, como demuestra la maniobra electoral que va a suponer el cambio del titular del Ministerio de Sanidad. No son éstos momentos en los que desperdiciar energías. La política ha alcanzado un nivel de desprestigio social que le va a ser muy difícil recuperar. Quizás su última oportunidad sea la de estar a la altura de los retos que se nos presentan ahora. En Andalucía, además, los actuales gobernantes tienen que demostrar ante los andaluces que el cambio político ha servido para algo. Si se le vuelve a fallar a los ciudadanos podemos entrar en una crisis del sistema de efectos impredecibles.
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