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El presidente del Gobierno ha anunciado que hoy sábado se decretará el estado de alarma en toda España para contener la pandemia de coronavirus. La medida, que en un principio durará 15 días, es totalmente pertinente y acertada. El estado de alarma es una herramienta que recoge nuestra Constitución para afrontar momentos como el que vivimos debido al Covid-19, y no usarla sería absurdo y temerario. No es el momento de debatir si se tendría que haber activado antes o después, sino de que todos los ciudadanos cierren filas para frenar una enfermedad que puede desbordar nuestro sistema sanitario y colocar al país al borde del precipicio. El estado de alarma, recogido en el artículo 116 de la Constitución y desarrollado en una ley orgánica de 1981, permite actuar al Gobierno con mayor eficacia en crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves. Así, permite limitar la movilidad de las personas, practicar requisas temporales, imponer prestaciones personales obligatorias, intervenir y ocupar transitoriamente industrias, limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad y otras muchas medidas extraordinarias para afrontar con posibilidades de éxito el escenario en el que probablemente se va a encontrar España en las próximas dos semanas. Además, refuerza el poder del Gobierno central en todo el territorio nacional en unos momentos en los que las decisiones se tienen que adoptar con urgencia y coherencia. El coronavirus no entiende de fronteras y autonomías, y lo lógico es que se actúe de la forma más centralizada posible. Ayer mismo asistimos a la absurda carrera de algunas autonomías por tomar medidas que rozan su techo competencial. La aplicación del estado de alarma, se supone, debe acabar con esta descoordinación.
Aunque las medidas concretas se sabrán a partir de mañana, una vez que se celebre el Consejo de Ministros que tiene que aprobar el decreto ley, el PP, principal partido de la oposición, ya ha anunciado que las apoyará sin reservas. También es de aplaudir dicha decisión. Ya habrá tiempo de que la oposición cumpla con su obligación y critique los errores que haya podido cometer el Ejecutivo en la gestión de esta crisis.
Hay que hacer una mención aparte a la "disciplina social" que ayer pidió el presidente del Gobierno. Sin ésta, la epidemia del coronavirus será más larga y dura. Todos debemos ser conscientes de que la mejor manera de colaborar es quedándose en casa.
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