Editorial
Crecimiento andaluz robusto
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Felipe VI y la reina Letizia visitaron el jueves el centro educativo Escuelas Profesionales Sagrada Familia-Fundación Peñaflor (SAFA), de Écija, para entregar el Premio Escuela del Año 2019, que concede la Fundación Princesa de Girona en reconocimiento al fomento de proyectos de innovación en los colegios. Las muchas anécdotas del acto, que estuvo acompañado de las habituales y comprensibles muestras de afecto ciudadano a los Reyes (desde Alfonso XIII la localidad sevillana no había recibido ninguna visita real), no pueden esconder, sin embargo, el fondo del mismo: la alta valoración que ha merecido a un jurado altamente competente y exigente la labor de un centro escolar concertado andaluz. Esta vez ha sido SAFA, pero conviene recordar -y más que nunca en estos tiempos- que en Andalucía hay numerosos colegios e institutos públicos y concertados (ambos sufragados con el dinero aportado por los impuestos de todos) que día a día están realizando una impagable labor de formación. Nunca está de más recordar que el futuro de nuestra comunidad autónoma pasa por una educación de calidad, no sólo en los contenidos científicos y culturales, sino también en los valores humanos. En este sentido, el centro SAFA-Fundación Peñaflor de Écija es un ejemplo para el conjunto de España.
El acto también sirvió para reivindicar el esfuerzo de la comunidad educativa en un país donde, durante demasiado tiempo, ser enseñante ha sido sinónimo de precariedad social y económica. De ahí que el mismo Rey mostrase a los profesores de SAFA el agradecimiento de todos los ciudadanos por sus esfuerzos en la educación de los jóvenes y los animase a seguir cultivando los valores del "respeto, superación, trabajo en equipo y disciplina".
Frente a la Andalucía del tópico, tristemente cultivada muchas veces desde nuestra propia tierra, está la Andalucía que representan instituciones generalmente anónimas como SAFA-Écija, donde todos los días se trabaja silenciosamente para mejorar nuestra sociedad desde el fomento de la cultura emprendedora, pero sin caer en la trampa de un mundo deshumanizado donde lo único que importa es el triunfo y la hipercompetitividad. El propio Monarca se lo recordó a los niños astigitanos que escucharon atentamente sus palabras: "No olvidéis nunca el valor del compañerismo, de ayudaros entre vosotros y de respetar y hacer caso a los profesores". Desde el pasado jueves, los andaluces tuvimos una causa más para estar orgullosos, y esa causa tiene un nombre: SAFA-Fundación Peñaflor.
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