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En su página web, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) desvela que las listas de espera para intervenciones quirúrgicas en sus hospitales han crecido un 25% en los últimos cinco años. En términos absolutos, en 2018 esperaban una operación 3.572 personas más que en 2014. El dato, hay que decirlo, es un ejemplo de lo mucho que se ha avanzado en transparencia en Andalucía en los últimos años. El hecho de que un organismo oficial sea capaz de publicar un dato que no favorece su imagen es una prueba de madurez democrática y de responsabilidad profesional. Pero esto no debe ocultar la realidad que reflejan las cifras: la incapacidad de nuestro sistema sanitario de atender con premura las necesidades quirúrgicas de los ciudadanos. Estamos, evidentemente, ante un problema de gestión, no de competencia médica de los miles de profesionales del SAS, cuya solvencia y capacidad de trabajo está más que acreditada. No es un asunto menor si tenemos en cuenta que el tiempo medio de espera es de 73 días.
Por provincias, Sevilla, con 17.690 pacientes, es la que padece una lista más abultada en Andalucía, con un tiempo medio de espera de 65 días. Le sigue Granada, con 11.469 enfermos, provincia que registra la mayor espera media (115 días). En Málaga son 9.040 personas (demora de 60 días); en Cádiz, 7.287 (50 días); en Jaén, 5.854 (72 días); Almería, 5.342 (73 días); Córdoba, 5.132 (55 días); y Huelva, 3.793 (77 días).
Vistos estos datos se comprende por qué la sanidad ha sido uno de los factores que han propiciado la debacle electoral del PSOE en las pasadas elecciones autonómicas del 2 de diciembre. Las mareas blancas, con las que se movilizó gran parte del sector, fueron ya un claro aviso de que las cosas iban muy mal en la sanidad pública andaluza, pero el Ejecutivo autonómico de Susana Díaz se limitó a un par de ceses de altos cargos que fueron más gestos de cara a la galería que una voluntad verdadera de cambiar las cosas. El más que posible nuevo Gobierno de PP y Ciudadanos ya tiene un objetivo claro para su gestión en materia sanitaria: la reducción de las colas de espera. No será tarea fácil, ya que deberá conllevar una mejora sustancial en la gestión de las mismas. Si lo consigue, el Ejecutivo de Juanma Moreno, que la semana próxima será probablemente una realidad, habrá demostrado que, en esta parcela, el cambio no ha sido humo y mera palabrería.
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