Hostigamiento en Gibraltar

Editorial

Las provocaciones a embarcaciones españolas se producen cuando aún está pendiente de definir el encaje de la colonia británica en la Europa de los 27

11 de febrero 2022 - 01:46

Tres recientes incidentes provocados de forma intencionada por la Royal Navy (RN) contra embarcaciones oficiales españolas en las aguas próximas al Peñón amenazan con enturbiar las relaciones entre ambos países en un momento clave, en el que la UE y el Reino Unido tienen pendiente aún de definir el encaje de la colonia en la Europa de los 27 tras el Brexit. Como desveló este periódico, una patrullera británica acosó el pasado día 2 a un barco de Vigilancia Aduanera que había acudido en auxilio de un velero. Esa misma jornada, cuatro embarcaciones pertenecientes al Gobierno de Gibraltar y a la RN hostigaron al buque oceanográfico Francisco de Paula Navarro. A diferencia de la anterior, esta acción se produjo a más de tres millas de distancia del Peñón, fuera de la zona de aguas en litigio que Gibraltar se atribuye como propias. El tercero de los incidentes tuvo lugar el viernes pasado, día 4, cuando el HMS Pursuer, un pequeño buque escuela británico con base en Gibraltar, hizo ejercicios de tiro sin previo aviso en aguas de jurisdicción española. En primer lugar, es preciso resaltar que las tripulaciones de los barcos españoles actuaron con profesionalidad, sin caer en las provocaciones de la RN, tan gratuitas como intencionadas. No es, lamentablemente, la primera ocasión en la que se producen incidentes de estas características, aunque si en esta vez cobran una relevancia especial es porque tuvieron lugar justo al término de la quinta ronda de negociaciones del Gibrexit, concluidas sin acuerdo en asuntos clave. Será difícil que en la ronda final de marzo se produzcan avances, pero, en cualquier caso, no parece que los intolerables hostigamientos protagonizados por la RN, bajo la batuta del Gobierno de Boris Johnson, sean la mejor tarjeta de presentación para un encuentro. Ante la sucesión de incidentes, el Ejecutivo español ha optado hasta el momento por la cautela. Quizá haya llegado el momento de elevar el tono y de poner coto a este desafío.

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