Ciudadanos se diluye en Andalucía

Editorial

Con la incorporación de Juan Marín al Consejo Económico y Social son ya tres de los cinco ex consejeros de Cs los que siguen ostentando un cargo público

18 de octubre 2022 - 01:46

Tal como anticipó en su día el presidente andaluz, Juanma Moreno, la mayoría de los dirigentes de Ciudadanos que formaron parte del Gobierno andaluz durante la pasada legislatura ya están trabajando para la Administración andaluza. Como estaba cantado, el último en hacerlo ha sido Juan Marín. El ex vicepresidente presidirá el Consejo Económico y Social de Andalucía sustituyendo al socialista Ángel Gallego, que ostentó el cargo durante la última década. Con el fichaje del ex líder de Cs, los populares se zampan a un partido que, a estas alturas, tiene más que complicado acudir a la próxima cita con las urnas en las elecciones municipales con un mínimo de garantías. Y tras la incorporación de Marín a la Junta de Andalucía, ya son tres de los cinco ex consejeros de la formación naranja los que siguen ostentando un cargo público: Rocío Blanco, que continúa al frente de la Consejería de Empleo; Rocío Ruiz, ex consejera de Políticas Sociales e Igualdad, que pasa al Consejo Audiovisual de Andalucía; y el propio Marín, que finalmente y pese a amagar con retirarse de la vida pública en no pocas ocasiones, ha optado por mantenerse a flote en la Administración Pública. La ex presidenta del Parlamento andaluz Marta Bosquet también es más que seguro que más pronto que tarde engrosará la lista de ex altos cargos que pasarán a la Junta, y no conviene pasar por alto que, antes que estos últimos, ya el PP contó con los ex portavoces naranjas Sergio Romero y Teresa Pardo, así como con no pocos asesores de confianza que trabajan en la Administración andaluza. Esto supondrá en la práctica la desaparición de los pioneros de Cs y a la formación naranja no le quedará otra que la vía de la refundación, al menos en Andalucía. Es comprensible la postura del PP, que ya dijo que apuesta por un gobierno tan amplio como su base electoral, a la vez que finiquita a un rival que competía hasta hace muy poco en su mismo caladero de votos. Estéticamente quizá no sea lo más deseable y es razonable que a la opinión pública le choquen este tipo de colocaciones a dedo.

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