Certificado de defunción para la ‘nueva política’

Editorial

La ‘nueva política’ fue cualquier cosa menos nueva y cometió todos los errores de los viejos partidos a los que quería ser alternativa

15 de junio 2024 - 01:00

El fracaso sin paliativos de Sumar, que lo aboca a su práctica desaparición, confirma el final de lo que se dio en llamar nueva política y que tuvo en la irrupción nacional de Ciudadanos y Podemos después de 2015 sus principales exponentes. Esa nueva política, que nunca pasó de amagar y no dar, intentó romper el modelo de bipartidismo imperfecto que había cimentado la democracia española desde los inicios de la Transición. Aprovechó para ello las tremendas convulsiones sociales y económicas que se derivaron de la crisis financiera de 2008, que a la izquierda del PSOE cristalizaron en el movimiento del 15 de mayo de 2011. A las elecciones europeas del pasado domingo concurrieron por separado Sumar y Podemos, enfrentados a cara de perro y desgarrados por los personalismos. Los desastrosos resultados que obtuvieron dan idea de la caótica situación en la que se debatían los partidos de Yolanda Díaz e Irene Montero. Y Ciudadanos, que jugaba su última carta, la perdió. La nueva política fracasó porque fue cualquier cosa menos nueva. Repitieron, uno por uno, los peores vicios que proclamaban que habían venido a combatir. Tanto en la opción supuestamente centrista como en la de la izquierda radical primaron las estrategias puramente egoístas de sus principales dirigentes, la falta de conexión con la sociedad, la ausencia de un proyecto creíble y los hiperliderazgos sin base real. Pablo Iglesias y Albert Rivera construyeron organizaciones a la medida de sus intereses y ambos se equivocaron cuando soñaron que podrían superar al PSOE y al PP. Cuando tuvieron que irse dejaron a sus organizaciones heridas de muerte. La esperanza que pudo despertar en su momento Yolanda Díaz para el espacio de la izquierda pronto se vio defraudado. La torpeza con la que se condujo y su falta de empaque político impidieron cualquier posibilidad de reconstrucción y la abocaron a lo que ahora ha ocurrido. Su dimisión a medias de Sumar, que no del Gobierno, pone firma al certificado de defunción de la nueva política.

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