Cómo Vodafone engaña a incautos
El problema de la cuestión educativa
La actualidad política, tanto periodística como parlamentaria, ha venido prestando desde la instauración de la democracia (como no podía ser menos) mucha atención a la cuestión educativa. Pero va por rachas, porque salvo cuando se está tramitando una ley (¿cuántas lleva este país?) o a cada comienzo del curso, esa cuestión queda después sepultada bajo la sola custodia corporativa de los expertos afectados, más que de sus presuntas víctimas. Y no debería ser así. La cuestión educativa es demasiado importante, por concernirnos tanto a tantos, como para cederles la exclusiva de su cuidado a sus interesados especialistas. La enseñanza está en crisis en todo el mundo occidental, y tan crítica parece esta crisis que su misma evidencia ha tomado carta de naturaleza, pasando a darse por sentado su irreversible carácter irresoluble, como algo endémico, algo que no tiene remedio alguno, de forma que en no pocos momentos parece optarse por ignorar el problema, al estilo del avestruz que esconde la cabeza ante un peligro, y concluir que esa crisis debe darse decididamente por perdida. El escenario educativo ofrece así un decorado en el que predomina la desorganización, el conflicto, la desviación, la anomia y, en estos tiempos, hasta el delito.
También te puede interesar