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La petición de perdón a México
Con el debido respeto a Su Santidad, cabeza de la Iglesia y sucesor de San Pedro, la reciente petición de perdón del Papa al pueblo de México me ha dejado perplejo como católico de a pie. Entiendo que la ocasión del centenario de su fundación como Estado es una ocasión propicia para reforzar los lazos entre el Estado Vaticano y el actual Gobierno de aquel país, pero no se nos escapa que al pedir perdón se alinea con las tesis defendidas por indigenistas y asume un análisis parcial de todo el papel que representó España: ¿perdón por haber librado a las tribus del país del poderío azteca con sus ritos de arrancar el corazón y sacrificios humanos (ver la película Apocalypto)? ¿Perdón por haber llevado la fe católica a una zona del mundo que adoraba tótems y hoy es el país con más católicos del orbe? ¿Perdón por haber creado ciudades con una administración moderna, donde antes había tribus con chozas, hasta ser llamada la Nueva España? Pero si perplejo me deja este hecho, el silencio del jefe del Estado vaticano sobre las tropelías cometidas por Bélgica en el Congo, por Francia en Haití (entre otros), por Portugal en la costa atlántica de África, por el Reino Unido en América, exterminando las tribus autóctonas, por Italia en Abisinia… es aún más clamoroso. Por favor, señores de la Curia, infórmense con historiadores acreditados y asesoren al Santo Padre antes de pasarle a definitivo sus escritos.
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