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Relevo generacional en la natación
Michael Phelps se dejó fotografiar en el año 2008, en Singapur, con Joseph Schooling, entonces un niño que se estaba aficionando a la natación. Phelps le firmó un autógrafo más, sin darle más importancia a un chico que apenas tenía trece años y al que casi doblaba en altura y peso. Ocho años después, el viernes 13 de agosto de 2016, ese niño venció al mito Phelps en las Olimpiadas de Río de Janeiro. Schooling regresó a su país pudiendo presumir de ser el único nadador que, en esos Juegos Olímpicos, derrotó al mejor nadador de todos los tiempos. Nada menos que al deportista olímpico con más medallas de la historia. Le derrotó en los cien metros mariposa. Por si fuera poco mérito, fue además la primera y única medalla olímpica de un deportista de Singapur. Una historia que puede repetirse, mutatis mutandis, cada vez que tiene lugar una competición deportiva. La Olimpiada está a punto de terminar. Diez mil deportistas de los cinco continentes, ejemplos y referencias, para innumerables jóvenes, de todas las virtudes propias de los deportistas, han participado en ella.
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