Cómo Vodafone engaña a incautos
Juan Antonio Jurado. Una persona buena
Después de 30 años de experiencia profesional, en cualquier trabajo, te encuentras de todo y vives muchas situaciones. He tenido la suerte de conocer a muchos compañeros excepcionales. Tengo a uno que me tiene preocupado y a otros que ya no están a mi lado por múltiples motivos. Quiero detenerme en una persona que nos ha dejado hace muy poco por culpa del mal de nuestras vidas en estos últimos tiempos. Se llamaba Juan Antonio, jienense, andaluz y español por los cuatro costados. Dios le dio el don de la voz. Y la supo aprovechar para deleite de nuestros oídos. La empleó siempre bien, con cariño hacia los demás, de forma honesta, nítida, cálida y sincera salía de su interior y técnicamente perfecta hacia el exterior. Pero ese es un aspecto menor con respecto a la persona de la que les escribo. La vida no fue fácil para él, diría que ingrata e injusta en determinadas situaciones personales y laborales. Aun así, y en momentos difíciles, nunca, nunca perdió su bondad y generosidad hacia los demás. Su forma de querer. Su limpieza de espíritu. Siempre con buenos gestos en la vida cotidiana y en el trabajo. Apoyando, sin restar, sólo aportando buen humor, buenas sensaciones y buscando lo positivo. En la radio y cuando más tenso estaba todo, ahí estaba él, para destensar. Y en su hogar, que era un modelo de orden y la metáfora del acogimiento más absoluto. Cuánto se le va a echar de menos, cuánto. Siempre estará en el recuerdo de todos lo que le quisimos aunque nunca igualaremos lo que nos llegó a dar, la posibilidad y la convicción de creer en el ser humano.
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