Cómo Vodafone engaña a incautos
Sobre la Esperanza
Hace ya dos años que cumplí 16 en pleno confinamiento. Todo lo que vino después ya forma parte de la historia: restricciones , clases online, vuelta a las clases… Ahora voy a cumplir 18 y las cosas siguen sin ir demasiado bien. La guerra ha llamado a la puerta de Europa y la amenaza de una destrucción masiva sin precedentes en la historia humana, es una posibilidad real. Por otra parte, todos estamos viendo estos días en los medios imágenes e historias de un sufrimiento inimaginable. Gente sin formación militar cogiendo las armas para defenderse de una invasión cruel, madres, niños y ancianos, huyendo de una destrucción sin sentido. Cualquier tentación que pudiéramos tener los jóvenes españoles de quejarnos, queda ahora en ridículo ante el tamaño de esta tragedia. En medio de todo esto, también hemos sido testigos de la dignidad y valor de tantos hombres y mujeres que se han quedado en sus ciudades a plantar cara a una fuerza enemiga aplastante. Hemos recibido mensajes de esperanza, incluso contra toda lógica. Yo sé, por los valores que me han inculcado, que donde acaba la esperanza humana, puede sostenernos la fe. Desde Sevilla, en el sur de España, pedimos a todo el pueblo ucraniano que mantenga la esperanza. Y donde no llegue la esperanza, que llegue vuestra fe.
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