Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Crónicas levantiscas
María Jesús Montero, la preferida del PSOE de Andalucía para encabezar la lista de las próximas autonómicas, ha entrado en un terreno peligroso, un campo minado donde puede ver comprometido su reciente pasado como la más firme defensora de un sistema de financiación autonómica que garantice los mismos servicios para los ciudadanos con independencia de donde vivan y de cuál sea la “capacidad fiscal”.
Y copio el término “capacidad fiscal” porque éste fue el empleado en el acuerdo sobre financiación que el Parlamento andaluz aprobó en marzo de 2018, un documento que María Jesús Montero inspiró y al que se añadió toda la izquierda y el PP del entonces aspirante Juanma Moreno.
Que la capacidad fiscal no sea determinante en el reparto de los fondos significa que, con independencia de que una comunidad sea más rica, como Cataluña, o con menor renta, como Andalucía, el Estado debe satisfacer las necesidades de cada territorio e igualar sus ingresos.
Montero ha abierto ahora el melón de la reforma de Sistema de Financiación Autonómica en el contexto de la negociación que Salvador Illa quiere mantener con ERC para su investidura como presidente de la Generalitat. Esto se añade a dos compromisos anteriores de negociación del PSOE con Junts y ERC en el marco de la investidura de Pedro Sánchez.
Desde un punto de vista de Andalucía y, en concreto, desde la del PSOE-A, la petición de ERC para conseguir más recursos por el hecho de que en Cataluña se recaude más es inasumible porque eso supone un retroceso en la redistribución de la riqueza y una merma de la financiación del resto de las comunidades. La singularidad que se esgrime desde Cataluña, y a la que se habían apuntado ERC, Junts, el PSC y, hasta en su día el PP, es que su comunidad debía recibir del Estado en función de lo que aportaba: si es la segunda en recaudación debe ser la segunda en cobrar.
Pero ERC ya ha dado un paso más, y ahora no sólo se trataría de recibir más, sino de tener la llave del sistema, recaudarlo todo y pagar un cupo de solidaridad - o de caridad, diría- al resto de España. Esto se puede conseguir a las bravas, mediante el cupo, o con la constitución de un consorcio Estado-Generalitat para que la Agencia Tributaria de Cataluña tenga, por otra vía, la llave del sistema. Inasumible para cualquier andaluz.
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