Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Sevilla/Qué alegría ver al ex alcalde Juan Ignacio Zoido sentado en un velador de Casa Robles una noche de fin de semana. Estaba el hombre la mar de tranquilo y feliz después de una campaña electoral donde lo hemos echado muchísimo de menos. ¿Por qué no ha participado en ningún acto de relevancia de la carrera electoral de Oseluí, el llamado a consolidarse como el alcalde más independiente de la historia de la democracia en Sevilla? ¡Pues sí que está siendo independiente! Deseamos que siga regando el jardín de la independencia, rosa delicada que exige esmero cotidiano. Los ex alcaldes suelen apoyar con su aval de prestigio a los compañeros de partido que se presentan al mismo cargo que ellos ejercieron. Pero Zoido ha sido una suerte de ausente de la campaña de 2023.
Repartió octavillas el primer día y ocupó un asiento en el cierre. Se le ha visto menos que un botellín de Mahou en Casa Vizcaíno. Por fin lo saludamos el pasado viernes y casi tenemos que hacer cola para estrecharle la mano. El zoidómetro se disparó. ¡Qué nivel de popularidad ocho año después de dejar el cargo! Recogió más saludos que el arzobispo Saiz en el palquillo de la Campana. ¡La de veces que se tuvo que levantar el ex alcalde para recibir parabienes! Parecía que la silla tenía un muelle. No hay nada como sentarte en la puerta de un establecimiento y ver pasar... tu verdadero grado de conocimiento. La gente se paraba con entusiasmo indisimulado y con ganas de una pequeña charla. El pargo tuvo que quedarse frío. “Recuerdos por casa”. Y el compañero de cena, un señor muy educado del Partido Popular Europeo, se tuvo que quedar asombrado de las vistas de la Giralda y de las muestras de afecto que recibió el europarlamentario sevillano.
Ni comedores privados en la planta alta ni mesa en el interior. ¡A la terraza para que todo el mundo vea que Zoido sigue feliz contando las historias de Bruselas y de Fregenal de la Sierra! Como siempre. No hay estrategia electoral ni tacticismos que eclipsen al alcalde de los 20 concejales. ¿No reaparecen los toreros en Olivenza, plaza idónea para esas ocasiones especiales? Pues Juan Ignacio lo hizo en pleno centro, expuesto durante dos horas para todo aquel que quisiera saludo, sonrisa y abrazo . Quienes vieron la cantidad de veces que se levantó el bueno de Juan Ignacio no podrán decir que la política esté precisamente desprestigiada. Oseluí tendrá la difícil tarea de convertir Lipasam en LipaSanz, pero también la de ponerle una calle al ex alcalde Zoido, el que distinguió a Felipe como predilecto.
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