Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Como en cada elección que se convoca en España, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publica la víspera del inicio de la campaña un sondeo preelectoral. El de los comicios andaluces del próximo 19 de junio, difundido ayer, ofrece unos datos que merecen prestarle atención: los del voto directo.
El CIS sigue siendo el de Tezanos: cambios constantes de metodología, clamorosas diferencias entre sus estimaciones y los resultados reales y, sobre todo, descrédito entre los sociólogos que critican que ya no sea un instrumento útil sino partidista. Quiero decir: este CIS no se ha vuelto de repente fiable.
Pero aun con esa premisa, los datos de voto directo del sondeo se corresponden con las respuestas espontáneas de los encuestados (7.539 entrevistas realizadas, no hay otra con un universo mayor). Y los datos de voto directo dan una ventaja global al PP sobre el PSOE de 15,5 puntos. La brecha se repite en cada una de las ocho circunscripciones provinciales con algunas diferencias, que oscilan entre los 21,9 puntos de ventaja en Málaga y los 10,4 en Almería.
De cumplirse ese apoyo en las urnas, el vuelco electoral sería total, con el mapa andaluz teñido completamente de azul, algo que no ocurrió ni en la amarga victoria de Javier Arenas en 2012: 50 escaños y no accedió al Gobierno.
Pero el CIS, ya digo, sigue siendo el de Tezanos: la traslación del voto directo al estimado es sorprendente. El crecimiento que otorga al PP es de 4,1 puntos al aplicar la cocina, mientras al PSOE le apunta 9,2 y a Vox prácticamente lo duplica incrementándolo en 7,4. Aún menos creíble es si atendemos a los datos cualitativos de la encuesta, con la valoración que dan al presidente Juanma Moreno votantes declarados de PSOE y de Vox. Así, vaticina una victoria ajustada para gobernar. Veremos: queda toda la campaña, dos debates y, no se olvide, un 20% de andaluces que dice motu proprio que no sabe (u oculta) qué votará.
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