La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los calentitos son economía productiva en Sevilla
Tres chicas han sido agredidas por un grupo de feministas radicales en el aparcamiento comercial de Son Servera porque no han querido ponerse un lazo morado". La noticia voló en las redes sociales alentada por Vox. Los responsables del partido en Mallorca le dieron credibilidad y la difundieron con una dura denuncia contra los "lobbies supremacistas". En cuestión de horas se descubrió que era un bulo: no había rastro de las chicas, ni de los golpes, ni de su ingreso hospitalario. No importa. Hoy, hay más entradas en los buscadores con el ataque que con el desmentido.
Este fin de semana, las alarmas han saltado en San Juan de Aznalfarache por el intento de secuestro de un niño en un parque. Nunca se produjo. La propia Policía Local ha tenido que abrir una investigación para intentar a identificar a quienes difundían audios por Whatsapp y seguían expandiendo la falsa noticia.
Creemos a quien queremos y lo queremos creer. Más aún en el clima crispado y de desconfianza de una campaña electoral. El mayor desafío de la Unidad para combatir bulos y ciberataques que prepara el Gobierno no es la desinformación en sí misma y los ataques de bots sobre los que ha alertado la propia UE sino la manipulación y la tergiversación tendenciosa de la información. Hay que actuar en el origen de la intoxicación pero con igual contundencia contra quienes la airean y la utilizan de forma interesada y partidista. La responsabilidad es compartida.
En San Juan de Aznalfarache hubo un secuestro aunque no haya rastro. Hay vecinos que han publicado mensajes arremetiendo contra el Ayuntamiento por querer esconder el tema y cuestionan incluso la honestidad de las fuerzas de seguridad. Creen lo que les llegó por Whatsapp de su círculo de confianza, no a su alcalde ni a la Policía Local. En Mallorca las feministas radicales dieron una paliza a unas chicas del barrio. No ocurrió pero es una buena historia; una historia que a muchos les hubiera gustado que hubiera ocurrido.
El último Eurobarómetro revela que 8 de cada 10 españoles perciben la desinformación como un problema para la democracia. La Unidad de la UE contra los bulos desmonta al año más de 5.000 falsedades. ¿Pero las desmonta de verdad? Porque no tiene el mismo impacto ni el mismo recorrido una historia de alcance que un desmentido. Las rectificaciones van a pie de página y las noticias a toda plana. ¿Que la realidad no te arruine un buen titular? Es un viejo axioma de los malos periodistas...
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