La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Cuando alguien tiene la exclusiva de convocar elecciones, la potestad única, como es el caso de Pedro Sánchez, avanzar o especular sobre el particular puede ser una forma segura de hacer el ridículo. Sin embargo, aun con ese riesgo, no paro de ver señales que me dicen que las elecciones generales se acercan. Lo de Errejón tiene el tiempo tasado, durará lo que dure, que es cosa que se irá apagando pese a los leños que algunas echen al fuego fuerte en que se está consumiendo el político. No es el caso de Ábalos, que es tema más espinoso, complicado y difícil para el Partido Socialista Obrero Español y el Gobierno de Pedro Sánchez. En este caso, inapagable. El fuego, claro. Es una aparente red de corruptos que llega muy lejos, y muy hondo. En el pasado este tipo de corrupciones movilizó el voto a la contra. Nadie duda de que ocurrirá lo mismo ahora. Es otra de las razones por las que puede que en el gran equipo de gentes que trabaja en La Moncloa para Sánchez, una parte importante esté preparando “la hipótesis”, y que el CIS de Tezanos no pare de hacer encuestas que den la foto-fija del país semana sí semana no. Con todos los detalles. La sociología del momento, la evolución de la opinión pública sobre el particular. Y el peor momento de Vox y el PP, sobre el papel, para disolver las cámaras y abrir otro proceso electoral en el que quede claro que se quiere una nueva mayoría progresista (sic) hasta Bildu y los independentismos. Porque la derecha no dudará en cerrar un acuerdo de hierro con la extrema derecha si le va el poder en ello. Como argumentario lo digo, claro. El país está levantisco y cabreado, como tantas otras veces en nuestra historia. Es cuestión de dirigir la inercia hace las urnas y solidificar una mayoría múltiple que no se ha podido cristalizar del todo en este tiempo. Por aquello que se dice siempre: lo que no puede ser, etcétera. Como en lo de Errejón todo tiene que ver con lo neoliberal y el patriarcado, no hay nada como repetir un disparate mil veces. O una mentira. Pero se estudia en serio el momento, se miran con detalle todos los algoritmos y se consulta el hígado de los animales. Vale todo. Porque no se convoca para perder, para eso se aguanta, se resiste. Más que un buzo. Es el movimiento delicado que ha hecho ya algunas veces Sánchez. Este es el tiempo de los movimientos secretos en la oscuridad. ¿Génova destina efectivos a la contingencia? Es este duelo el que los ocupa ahora. Las elecciones.
También te puede interesar
Lo último