Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
La única licencia para la sorpresa es la fecha en la que ha ocurrido el primer capítulo del vodevil, porque no es otra cosa lo que ha ocurrido en el Senado. Acostúmbrense a la tensión del pasado miércoles. La amnistía no es la garantía de ninguna paz, no se engañen. Hasta ahora nos han vendido la enciclopedia con letras doradas en el lomo de la España del diálogo, la multiculturalidad, el consenso, la pluralidad y el entierro de la judicialización. Mentira, todo mentira. Si queremos pecar de ingenuos, somos libres de hacerlo. Si queremos creernos la película de la verdad oficial, estamos en nuestro derecho. Faltaría más. Pero los siete diputados de Junts x Cataluña no están reflexionando sobre modelos de convivencia en el contexto de la España plural ni en la igualdad de los españoles ante la ley. Sepan los españoles de buena fe, miles de votantes socialistas entre ellos, que a los siete magníficos representantes de un partido más a la derecha que el grifo del agua fría les importa un pepino la estabilidad nacional, tan sólo les mueve cuanto les diga el chantajista, delincuente y cobarde del despeinado de Puigdemont. Nuestra esperanza más inmediata es que nuestro presidente del Gobierno acabe timando a sus socios de investidura, que les haya prometido un cambio en la Ley de Enjuiciamiento Criminal que no se puede llevar a la práctica, por lo que siempre quedará la posibilidad de someter la Ley de Amnistía al Tribunal de Justicia Europeo y, por lo tanto, retrasar la entrada en vigor del perdón a la carta (o petición de disculpas al interfecto) en beneficio del tipo que se piró escondido en el maletero de un coche. Algunos se deshacen en elogios al presidente porque, al fin, ha logrado aprobar dos de los tres decretos previstos.
Qué hábil es Sánchez, qué capacidad para salir airoso en el último tramo, qué destreza para mantenerse en la Moncloa otra noche más. ¡Si al final hay que agradecerle que haya salvado al PSOE de ser un solar! Sí, es cierto que el PSOE no se parece en nada al de los grandes años. El PP tiene que ser más inteligente que nunca por ese motivo y no pegarse tiros en el pie (marca de la casa del centro-derecha español) como la estupidez de proponer la disolución de partidos que promuevan declaraciones unilaterales de independencia o consultas ilegales. El único que ha dicho la verdad es Enric Milló, el delegado del Gobierno en Cataluña cuando la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La amnistía no arreglará nada, solo pone el “contador a cero” para los separatistas. Si es sin entrar en vigor la polémica ley y ya tienen prometidas las políticas de inmigración. Sigan creyendo en los reyes magos. Es lo de siempre, pero con siete votos con derecho a cometer chantajes.
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