Juan Manuel Contreras Ayala

¿A dónde vas, sociedad?

El autor llama a la reacción ante las agresiones a los sanitarios que, lejos de solucionar, suponen una desconsideración grandiosa hacia una persona que sólo pretende ayudar a recuperar la salud

Los integrantes de la mesa de trabajo celebrada en el Colegio de Médicos de Sevilla con motivo del Día Mundial de las Agresiones a Sanitarios.
Los integrantes de la mesa de trabajo celebrada en el Colegio de Médicos de Sevilla con motivo del Día Mundial de las Agresiones a Sanitarios. / Juan Carlos Vázquez

04 de abril 2024 - 06:00

Hace escasas fechas, con motivo del Día Europeo contra las agresiones al personal sanitario, tuvo lugar en el Colegio de Médicos de Sevilla una Mesa de Trabajo para analizar esta sorprendente y terrible lacra social. La mencionada Mesa la componían diferentes Administraciones e Instituciones, desde representantes de la Consejería de Salud, del Ministerio del Interior, de los Colegios Profesionales Sanitarios y del Sindicato Médico, hasta los cuatro portavoces de los Grupos Políticos que integran la Comisión de Sanidad del Parlamento Andaluz.

Muchas fueron las conclusiones finales, que entre todos aportamos, pero por encima de todas, hubo una clara unanimidad en que el principal culpable y responsable de la agresión a un sanitario, era el agresor. Y que la principal causa motivacional de la misma era la pérdida continua y soterrada de la educación social, avalada por unos valores sociales que una sociedad civilizada debe preservar y conservar, con sumo celo, pero que, desafortunadamente, hoy día no sólo ya no están de moda, sino que para muchos ciudadanos son una rémora para que cualquier ciudadano pueda expresar sus quejas y opiniones, con lenguaje y gestos procaces, mas cercanos a una disputa tabernaria, que a una reclamación, que puede ser justa y hasta de cierta gravedad si nos referimos al mundo sanitario.

Esta situación por desgracia no es privativa del mundo sanitario. Hace pocas semanas hemos visto cómo en el Parlamento Nacional los representantes de la soberanía nacional se enzarzaban en disputas barriobajeras, insultos y descalificaciones, que avergonzaban a propios y extraños, cuando se discutía la tan cuestionada Ley de Amnistía.

Pero volvamos a nuestra Mesa de Trabajo. Además de las consideraciones antes expuestas, los ponentes fuimos reconociendo que además de la falta de educación y perdida de valores de la Sociedad civil, podría haber en ocasiones, circunstancias favorecedoras de las agresiones a sanitarios que las Administraciones Sanitarias, deberían poner todo su empeño en corregir, tales como una reforma integral de la Atención Primaria, dedicándole mas recursos humanos y mas medios técnicos, o preocupándose por la formación de médicos jóvenes o con poca experiencia laboral, en la practica de situaciones tensas potencialmente conflictivas en las relaciones con pacientes y familiares. Pero también hemos de reconocer que los médicos y los sanitarios en general, somos también personas a las que les afecta la insufrible carga de trabajo, presente en cualquier Servicio de Urgencia, de cualquier Centro y que se sienten desbordados con frecuencia ante hechos de los que no son responsables y que tienen que resolver y explicar con suma paciencia y dedicación extrema.

Ni un sola de estas razones justifica la agresión a un sanitario, pero si demandan un mayor apoyo a los profesionales sanitarios por parte de las Administraciones Sanitarias, para poder dar una mejor asistencia y evitar situaciones potencialmente conflictivas.

Pero, si tuviéramos que señalar a juicio de la referida Mesa de Trabajo qué medida habría que adoptar, preferentemente destaca la promulgación de una nueva Ley de Prevención de Agresiones al Personal Sanitario, tanto del sector público como del privado, razón por la que fueron invitados los portavoces sanitarios de los Grupos Parlamentarios andaluces.

Desde los Colegios Médicos somos conscientes de que este problema tiene múltiples raíces. Educativas, sociales, estructurales y económicas, pero la sociedad civil debe tomar conciencia de que agredir a un sanitario, no será nunca una solución y sí una desconsideración grandiosa hacia una persona que solo pretende ayudar a recuperar la salud.

Propugnamos que la sociedad civil tiene que reaccionar, pero hechos como los sucedidos en la población de Alnazcóllar en la Provincia de Sevilla, hace apenas unos días, no invitan a ser optimistas. Con la excusa de la quema del Judas, han exhibido en la plaza del pueblo un muñeco que representaba a una doctora colgada de una cuerda, a la que posteriormente se le prendía fuego. Para completar la escena, a otro muñeco vestido de administrativa sanitaria, se le hacía estallar un petardo dentro de su cabeza, simulando un disparo. Y todo ello con total impunidad por parte de la Policía local y con la complacencia de numerosos vecinos asistentes.

Así, con esa falta de dignidad y respeto hacia los sanitarios, no llegaremos a controlar las agresiones a sanitarios, a pesar de ser la profesión, junto a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, mas respetada por la ciudadanía española.

Confiemos que las reformas legislativas, educativas desde la infancia y estructurales del sistema sanitario, lo consigan.

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