La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Cualquier persona con una mínima inquietud social aplaudiría con entusiasmo la mayoría de los puntos acordados por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias:subida del salario mínimo interprofesional, control de los alquileres, más dinero para la discapacidad, más becas, incremento de las pensiones mínimas, pensiones acordes con el IPC, políticas energéticas para controlar el recibo de la luz, subida del IRPF para las rentas más altas, y fiscalidad más dura para las grandes empresas y entidades bancarias. No nos engañemos, ese incremento de la fiscalidad lo pagarán los ciudadanos más pronto que tarde; no hay empresa ni banco que no repercuta en sus clientes el incremento de sus gastos. Así que más vale no dejarse llevar por el triunfalismo: la propuesta que presentan Sánchez e Iglesias supone que nos van a crujir a impuestos.
Los expertos en hacer cuentas coinciden además en que se trata de un acuerdo de imposible cumplimiento. Se disparará el déficit, el Gobierno no podrá pagar las partidas a las que está obligado, con riesgo incluso para las pensiones, y la decepción se va a extender como una mancha de aceite.
En el plano político, el presidente se apuntaría un tanto si consigue los acuerdos necesarios con PNV y los independentistas y se olvida de los presupuestos de Rajoy, pero primero hay que ver si efectivamente cuenta con los apoyos necesarios. Mientras Calvo intenta seducir al PDeCAT a través de Elsa Artadi, el peneuvista Ortúzar reconoce su escepticismo ante las propuestas.
Sin embargo, lo más grave para Sánchez es que le ha faltado tiempo a Iglesias para convocar a los periodistas y ponerse medallas por haber arrancado al Gobierno una serie de propuestas. El presidente, una vez más, ha desaprovechado la ocasión de explicar el acuerdo y despejar dudas; es más amigo del plasma que su tan criticado Rajoy. Al no defender lo firmado en Moncloa a las ocho y pico de la mañana, de forma casi clandestina -ni siquiera se convocó a la prensa-, dejó el campo libre a Iglesias para proclamarse el campeón de la negociación y, además, no ha defendido la bonanza de los puntos que recoge el acuerdo. Acuerdo que no hay economista, incluido alguno socialista, que lo considere factible: por su alto coste, porque es imposible de asumir en la situación actual, porque afectará negativamente al empleo, porque alejará las inversiones … y porque los españoles de clase media van a tener que pagar a Hacienda bastante más de lo que hacen ahora. Es posible que Sánchez saque adelante sus PGE, pero el acuerdo con Iglesias le pasará factura: el país será más pobre.
También te puede interesar
Lo último