Luis Carlos Peris

Sobre valores y sentimientos

desde mi córner

Las declaraciones de dos de los aún capitanes del Betis demuestran bien lo milagroso de la existencia del club

03 de agosto 2011 - 01:00

LEYENDO las declaraciones de dos de los todavía capitanes del Betis se reafirma uno en la idea, vieja idea por cierto, de que el por siempre Real Betis Balompié vive de milagro. Eso de la milagrosa supervivencia del sevillanísimo club de las trece rayas es algo contrastado y las declaraciones de Arzu y de Goitia así lo demuestran. Se lee lo que dicen y da la impresión de que pasaban por allí, que no tienen nada que ver con la situación que atraviesa el club, que todo es culpa de gente sin alma que aparcó los sentimientos en el más apartado rincón del almario. Las cosas que hay que oír y también las que hay que leer, qué cosas ambas...

No dejan títere con cabeza y, además, se manifiestan como si fueran unos grandes futbolistas. Por ejemplo, Goitia, que tendrá que seguir en ese vestuario por el infortunio de Fabricio, demostró en dos años que no lo llamó Dios por los caminos que terminan en Iker Casillas o Arconada. Y Arzu pasó de una esperanza bien fundada para el beticismo a futbolista del montón que, además, tenía grabado a fuego el estigma del infortunio. Un despeje mal orientado, un pase horizontal errado con todo el equipo saliendo, una falta inncecesaria en la media luna más la sensación de un pasotismo quizá sólo aparente fueron apartándole del santoral del bético.

Y ahora, en ciertas entrevistas bastante favorables para sus respectivas causas, hablan de que en el Betis se han perdido valores y sentimientos. Y no tienen razón, no, no tienen razón. En el Betis no se han perdido valores y sentimientos; en el Betis se ha perdido el dinero por una errática gestión que, entre otras cosas, llevó a unos contratos que parecían elaborados por enemigos del Betis, esperemos que por siempre Real Betis Balompié. Los sentimientos y los valores, señores Arzu y Goitia, es ahora cuando están volviendo al club tras años de ausencia y fíjense cómo sería el desapego que sufría el pobre Betis que hasta se firmaron contratos como los de ustedes.

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