¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Lo que se cuenta en la información del compañero Diego J. Geniz encabezada por el título “La polémica por el Rey Baltasar de la Cabalgata llega al Senado” y el subtítulo “La diputada Engracia Rivera acusa a José Luis Sanz de discriminar a los niños del Polígono Sur por haber organizado la cabalgata de este barrio el 2 de enero” es un magnífico compendio de la mezcla de estulticia y oportunismo que define el actual momento político.
Lo que esta señora considera de la suficiente importancia como para llevarlo al Senado es que la cabalgata del Polígono Sur se celebrara el 2 de enero y que quien representaba al rey Baltasar fuera maquillado de negro y vestido con una túnica que se inspiraba en un traje de torero.
En su opinión lo primero demuestra que “el alcalde de Sevilla y su equipo discriminan a la infancia más vulnerable” de Sevilla y que “este es el ejercicio de responsabilidad que sabe hacer el Partido Popular con los más vulnerables de este país”. Ignora, olvida o calla –como puntualizaba el compañero Geniz– que la fecha fue escogida por las entidades organizadoras, no por el Ayuntamiento, y que el delegado de Fiestas Mayores mostró su disconformidad con que las cabalgatas que se organizan en esta ciudad (tan afectada de heralditis y cabalgatitis como de magnatitis) adelanten sus fechas. Pero como de lo que se trata es de tirar contra el Ayuntamiento y el PP, lo mismo da que da lo mismo.
En lo que se refiere al maquillaje de negro, además de la tontería políticamente correcta de asimilarlo a la polémica yanqui del blackface, que entre nosotros no tiene sentido porque carecimos de los Minstrel Show, espectáculos americanos en los que de mediados del siglo XIX a principios del XX actores blancos maquillados imitaban cómicamente a los negros, resulta que, lejos de ridiculizarse al rey negro, Baltasar es el más popular de los tres, el más querido y el preferido por los niños, y por ello el personaje elegido para representarlo suele ser también el más popular. Así que nada de blackface racista en lo de maquillarse. Como nada hay de ofensivo en que el traje se inspirara en uno de luces. A lo que hay que añadir que esta señora vuelve a ignorar, olvidar o callar que la Cabalgata la organiza –y magníficamente, por cierto– el Ateneo que la parió en 1918 y no el Ayuntamiento. Pero, una vez más, todo vale para cargar contra el Ayuntamiento y el PP.
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