Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Una Utopía es la imagen de una sociedad ideal, descrita en el siglo XVI por Tomás Moro. La palabra significa literalmente no lugar, que ya marca desde su origen la paradoja de lo inalcanzable, la sociedad perfecta, que existe únicamente en la imaginación. Sin embargo, las utopías han motivado muchas mejoras sociales al intentar un objetivo, no por inalcanzable menos razonable en las aspiraciones sociales y ciudadanas. En el convencimiento de que una ciudad mejor permitirá una sociedad más justa. Para rebajar el tono de grandes objetivos inalcanzables, creo que identificar una serie de pequeñas utopías más próximas, igualmente difíciles, pero no imposibles, puede permitir soñar con una Sevilla mejor. De ahí el título de este escrito. Identifiquemos algunas que deberían estar resueltas en los próximos años y ya que tenemos en 2029 una fecha horizonte, con la conmemoración del centenario de la Exposición Iberoamericana, ¿por qué no tomarlo como un hito para que algunas utopías sean realidades? Citaré alguna, pero les invito a que piensen en aquellas que consideren importantes.
Por ejemplo, recuperar el Paseo de la Palmera. No solo en sus importantes aspectos patrimoniales y de arquitectura, sino en lo que considero muy trascendente: dejar de ser una vía rápida de entrada en Sevilla y pasar a ser una vía ajardinada y arbolada, recuperando para el siglo XXI lo que supuso en los años veinte del pasado siglo. Favoreciendo que se pueda pasear por sus aceras, sin interferencia con un mejor trazado del carril bici, que pase a la calzada. Con una disminución sensible del tráfico rodado. Para ello debe estar terminado el paso sobre el río de la SE 40 y hacer más sencillo desviar los tráficos por la SE 30, tanto hacia el aeropuerto como hacia el Puente del Centenario, que naturalmente debe estar terminado en su ampliación cuanto antes. Terminar la puesta en funcionamiento del Plan del Puerto, resolviendo las demandas de los vecinos y situando suficientes plazas de aparcamiento. No es la Palmera, es toda la zona la que hay que mejorar, ya que se han desarrollado enormemente los usos hospitalarios y sanitarios de una parte y los universitarios de otra, con un importante campus sobrevenido casi de aluvión, sin mejoras sustanciales en todos los servicios urbanos. El problema no es conservar un chalet, que también, aunque sea para una sede comercial, la cuestión es resolver una parte importante de Sevilla en su amplia complejidad.
No es más que un ejemplo de una de las muchas utopías sevillanas a resolver en los próximos años. Para ello lo primero es conseguir la mayor de las demandas utópicas que se pueden hacer en una ciudad: transparencia en la administración local. Es decir, que los ciudadanos puedan acceder fácilmente a datos sobre cómo se gasta el dinero público, qué proyectos se están llevando a cabo, quiénes toman las decisiones y cuáles son los criterios que se siguen. Y que los propios ciudadanos se organicen para reclamarla.
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