Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Los están mirando, uno a uno, uno por uno. Para que no haya escándalos, que uno o más de uno se nieguen a aprobar el privilegio catalán. Hay un movimiento muy discreto, bastante tímido, de algunos dirigentes para que no pase el trágala. La Presidencia de Illa no lo vale, ni siquiera La Moncloa. En algún momento se iba a producir la ruptura, mejor ahora que después. Cuando exijan la consulta y el Constitucional dictamine que es legal y democrático (?). Una consulta, no este encubrimiento. Le habrían dado el dinero y la ruptura de la Constitución vigente. Por la puerta de atrás, se dice. Se trata de todo esto, y más. Por eso está creciendo de abajo a arriba el No de los representantes socialistas, no vale la pena que Illa se siente en el Palau si con ello se quiebra una nación de muchos siglos. De ahí esta mirada profunda a cada nombre y apellido. Y la indagación discreta. No llevarán el asunto al Parlamento si tienen una sospecha fundamentada de que habrá votos castellano-manchegos, aragoneses, gallegos, andaluces que se opongan y devuelvan el pacto. Se atraviesa un momento digamos muy delicado. Puede que el concierto catalán sea el colmo de los colmos. Y que no le llamen de otro modo que se enfada Borrell, quién lo iba a decir. Sí, los están mirando uno a uno, uno por uno. Si se lleva a una votación en el Parlamento, el grupo socialista debe votar unánime lo que se le entrega. Pero apretar ese botón nuclear del escaño es un trago muy difícil. Cuando se sabe fehacientemente que votar sí es votar menos dinero para “los territorios” (mentira que encubre a las verdaderas víctimas: las personas, los ciudadanos, los vecinos). La pregunta no es auto inducida, es un grito: ¿Estás ahí sentado y pagado para perjudicar claramente a los que te han votado, y al resto de tus paisanos? La regla de tres elemental del todo es que lo que uno tiene de más otro tiene de menos. Si los españoles somos iguales ante la ley, claro. Si autentifican españoles de primera y españoles de segunda, nada que hablar. Vote usted lo que le pidan y que le aproveche. Puede que vuelva a ser designado para figurar en la próxima lista electoral, pues es obediente y apenas tiene escrúpulos. Figurante perfecto. Aunque el problema siempre estará en los callados, los que no dicen nada, lo rumian todo. Más que en los que no dicen las verdadera intenciones. Porque en un momento dado, plaf, le dan la vuelta a la situación y se quedan tan tranquilos. Es por esto sobre todo el uno por uno.
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