En el triste adiós a un luchador

31 de julio 2024 - 03:07

Fue no un testigo, sino protagonista íntimo de la cara más cruel de la vida. Transcurría una niñez plácida como alumno de los Maristas de San Pablo y cada mañana recogía a mi hermano Arturo para ir juntos a la cita con las aulas. Vivía en Pascual de Gayangos y el encuentro era en Goles para esa aventura diaria de la niñez que es ir al colegio. Estamos estrenando los felices sesenta cuando a Carlos se le cambió la vida en un momento. Fallecía su padre y en el ataúd se llevaba la llave de la despensa, conque adiós al colegio para formar con sus dos hermanos, Manolo y Pepe, un trío para la tarea de defender lo que el padre les dejó. Y lo que les dejó era El Portón como única herramienta para el sustento. Y a machetazo limpio empezaría el trío para acabar todo a cuenta de Carlos. Descansa en paz, querido Carlitos.

stats