Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
La información meteorológica era parte de los noticieros e informativos de emisoras de radio y Televisión Española a partir de los años sesenta del siglo pasado. Se llegó a decir que las noticias del tiempo estaban ahí para distraer al personal de otras cuestiones, poniendo en pantalla los milibares, las borrascas y el fascinante anticiclón de las Azores. De vez en cuando nos decían que se necesitaban cadenas (cómo serían esas cadenas, nos preguntábamos en tierras cálidas) para circular por algunos puertos de montaña, como Pajares, Navacerrada o la Portilla del Padornelo, en la comarca de Sanabria, hasta que hicieron túneles y dejaron de salir en los Telediarios.
En muchas casas era el momento que se retiraban los platos de la cena y nos preparábamos para ver la serie de turno, ya fueran los Intocables de Elliot Ness o algún Estudio 1, como Don Juan Tenorio de Zorrilla en estos primeros días de noviembre. Los programadores aprovechaban el momento de máxima atención para decirnos que había que consumir patatas o sardinas y enviar a los menores a la cama, que hay que descansar. En definitiva, la información del tiempo era como una asignatura de las llamadas maría, que estaba en el horario, pero que no había que darle mucha importancia.
Ahora, con más cadenas de televisión y con más medios por parte de todos, miramos la previsión del tiempo para ver si el fin de semana es bueno para ir a la playa o a esquiar. Y aun así no renunciamos a los planes, porque ya tenemos reservados los alojamientos desde hace tiempo, han sido difíciles de conseguir y no los vamos a perder. De los días entresemana, ni hablamos. Al colegio y al trabajo hay que ir llueva o truene. Tenemos buenas infraestructuras y servicios, que raramente fallan. Los avances tecnológicos han mejorado mucho la información meteorológica, que es extensa y pormenorizada y la podemos consultar en cualquier momento en la aplicación del móvil. Cuando la situación nos supera por todos lados y se convierte en una catástrofe humanitaria de enormes proporciones como en Valencia, o como el temporal Filomena de hace dos años que paraliza y asola una ciudad como Madrid, y que corta las principales autovías atrapando a miles de pasajeros, familias con menores en sus vehículos y cientos de camiones que tienen que salir con su carga, haga el tiempo que haga, nos preguntamos ¿cómo no se había previsto?
A lo mejor la información meteorológica debe dejar de estar en el final del informativo y convertirse en una información de servicio, vista la evolución del clima, y respaldada por agencias unificadas en toda España. Y que se haga responsable de sus predicciones y que nosotros también nos hagamos responsables, por ejemplo, dando la importancia que tienen a los avisos amarillo, naranja y rojo, algo más que a las banderas que nos avisan en las playas de que no debemos bañarnos. Claro que hacer lo que nos dicen no nos gusta y siempre habrá quien diga que nos manipulan.
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