Tardó en hablar, pero con qué autoridad

Desde mi córner

27 de junio 2024 - 03:10

Siempre nos cayó bien José Luis Mendilíbar y cada vez que abre la boca es para que nos reafirmemos en esa favorable opinión. Cuando dirigía al Éibar era el técnico que con más claridad se manifestaba, sobre todo en lo que concierne a la actuación arbitral. Y cuando apareció el artilugio que corrige las decisiones arbitrales con más rotundidad se manifestaba para recalcar que el fútbol de hoy tiene demasiadas cosas que no le gustan.

Y tras conseguir lo que consiguió en el Sevilla aquella primavera de 2023, que casi rozó lo milagroso, su cartel se fue a las nubes. Salvarlo del descenso y hacerlo campeón de la UEFA Europa League de una tacada fue un alarde de capacidad insultante. Por eso, su despido fue catalogado como el mayor atropello a un profesional que vieron los tiempos. El hombre se fue sin decir ni pío y al cabo del tiempo no se tapa para criticar cosas que vio durante su estancia en Nervión.

Cosas como la dureza que supone pasar del caviar que empezó en Eindhoven a lo que ahora se come en el Sevilla a la par que, con toda la razón, saca pecho. Y ahí refriega la Conference ganada con Olympiacos por los morros de quienes no le quisieron bien y hace causa común con Gasperini y Ancelotti para recordar que son de su quinta y que conforman el trío de entrenadores triunfantes en Europa. Como puede verse, Mendilíbar también sabe defenderse.

Y donde pone el acento el vasco es en los pildorazos al hombre que lo despidió. No se escapa de ninguna declaración de un hombre que se calló cuando respiraba por la herida y que ha tenido la santa paciencia de atacar tras haber triunfado con los griegos. Y cuanto dice está argumentado desde la base de un prestigio que ha tardado en llegarle al gran público, pero que ya estaba perfectamente consolidado en esa parte del mundo que cree en el trabajo más que en la parafernalia.

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