La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Por dónde entra el sanchismo en Sevilla
Sevilla/Juanma camina por la calle Betis con Rajoy en la tarde del lunes, pero hay trampilla, porque los coches oficiales se han detenido a mitad de la calle para que los dos lleguen andando hasta el restaurante donde se presentó el libro del ex presidente. Al día siguiente, Rajoy se pega una caminata veloz con mi dilecto Elías Bendodo bien tempranito a la vera del Guadalquivir, por la ruta de colesterol donde te topas con mucho VIP camuflado con gorras, sudaderas y gafas de sol. A Rajoy le encantan las largas caminatas, pero casi más le gusta aún encontrarse siempre a Paco Herrero cuando viene a Sevilla. Lo confesó en el acto como buen observador:“Siempre que vengo a Sevilla está Paco Herrero”.
El gallego se ha dado cuenta de que en la sociedad sevillana unos vienen y otros van, pero don Francisco siempre está. Herrero no es que estuviera cuando San Fernando entró en Sevilla, sino cuando se estrenó el tesoro del Carambolo. Rajoy nos ha destapado uno de nuestros secretos como sociedad. Lo desveló con el fondo de luna llena de la noche de enero sevillano:cuidar, mimar y mantener al último mohicano de la sociedad civil y andaluza. “Antes de que estuviera hecho el libro ya me llamó Paco Herrero para ofrecerse a organizar el acto. Me cae muy bien la Cámara de Comercio y su presidente”.
Tenemos un presidente de la Cámara de Comercio que con mucha discreción mantiene encendida la lamparita del marianismo en el Sur, un consejero de Presidencia que contribuye con el deporte a potenciar el perfil cardiosaludable del padre natural del sorayismo, don Mariano. Cómo no, al acto acudieron Javier Arenas con su nueva apuesta, Juan Ávila, el simpático alcalde de Carmona, varios consejeros del Gobierno andaluz, el ubicuo Ricardo Sánchez, los Juanes (Juan de la Rosa y Juan Bueno), la Thatcher Virginia Pérez, el senador genovés José Luis Sanz... ¿Y quién estaba de la sociedad civil? El rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro, y poco más... Revelador. Una de las mejores perlas de Rajoy se produjo cuando fue autocrítico y aludió al “invento” de las primarias en el PP.
El registrador de la propiedad es de esos gobernantes a los que les sienta divinamente el paso del tiempo. A otros los borra, los difumina, pero Rajoy mejora cada día porque la política ha sufrido una banalización exprés que coloca a este ex presidente a la altura del prestigio de los que hicieron la Transición. Y eso es una virtud que pocos se pueden permitir. Al caer la noche, don Mariano se fue con Javié. Lógico. Siempre ocurre. La cofradía siempre entra en su templo.
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