La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Había sido ya el gran susto, la guinda a este tiempo de cuesta y pandemia al alimón, y en San Vicente había un despliegue inusitado de policías. De uniforme y de calle, una considerable cantidad de policías que contribuyeron a que se disparase la imaginación de los ciudadanos que veían aquello tras el susto. ¿Y cuál había sido ese susto? Pues el estruendo de unos aviones de combate en vuelo rasante por encima de los edificios de una ciudad desertizada por el frío y el autoconfinamiento. Recurrentemente, alguien creía ver la mano del incalificable Trump en dicha maniobra. Aviones sobrevolando muy bajo el cielo de Sevilla, muchos policías en la sede del PSOE de manera inusual, ¿qué estaba pasando? Cuando se supo que los vuelos no tenían incidencia digna de mención y que la atención policial era de protección al inefable Ábalos no se supo qué era peor. En fin...
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