Susana y Triana

16 de julio 2024 - 03:10

Doy por hecho que el alcalde, José Luis Sanz, habrá disfrutado de lo lindo con el lío que se han armado los socialistas tras su anuncio de que hará a Susana Díaz Hija Predilecta de Triana en los fastos de la próxima Velá. Incluso aplicando el viejo dicho de piensa mal y acertarás, entra dentro de lo posible que este fuera uno de los efectos buscados. Tampoco había que hilar muy fino. Era previsible. El PSOE ha desarrollado en Andalucía una capacidad cuando menos sorprendente para enredarse en pamplinas y olvidarse de que tienen un problema de dimensiones colosales: sus muchos errores de todo tipo han permitido que Juanma Moreno ocupe una enorme cantidad de terreno político que ellos han dejado libre y, además, nadie los echa de menos. En vez de dedicarse a las cosas que de verdad importan se pasan unos cuantos días discutiendo sobre si el PP le ha hecho un regalo envenenado a Susana Díaz. La propia interesada ha dicho lo que había que decir sobre esta peculiar polémica: “Así nos va en Andalucía”.

Hay muchos que piensan que Díaz se merece lo que le ha pasado en política. Ha pasado de presidenta de la Junta y primera mujer con posibilidades reales de competir en la carrera por la Presidencia del Gobierno a senadora, casi de lástima, con tal de que se esté callada. No comparto esa opinión. En política tanto se está arriba como, por circunstancias fuera de control, se cae en el abismo. Susana al frente del Gobierno andaluz y de su partido se forjó un prestigio que la convirtió en alternativa para la Moncloa. El Palacio de San Telmo se convirtió en escenario de una peregrinación de los principales banqueros y empresarios del país, que se disputaban una entrevista y una foto con ella. Y es algo más que una leyenda urbana que había engrasado de forma eficaz sus relaciones con la Casa del Rey. Quizás cometió el error de creérselo antes de tiempo y no estuvo fina, de forma incomprensible, para captar las sensibilidades que se habían desarrollado en un PSOE que estaba lejos de parecerse en el conjunto de España al que ella había creado a su imagen y semejanza en Andalucía. Increíble, pero cierto. Pagó todos y cada uno de sus errores y todavía está en la fase de cumplir la penitencia, pero antes o después volveremos a tener noticias suyas.

De lo que no cabe duda es de su fervor trianero. El título de Hija Predilecta del arrabal, más que como un galardón, debería entenderse como la constatación de una realidad. Susana Díaz ha militado siempre en el trianerismo, por encima de sus otras adscripciones y ella ha sido siempre, por encima de cualquier otra circunstancia, una militante. Conoce su barrio como pocos y ha hecho de sus devociones por los titulares de las hermandades de Triana una seña de identidad que ha paseado con orgullo. Por lo tanto, no se equivoca quien le rinde homenaje por trianera y sí los que con mente estrecha pierden el tiempo rasgándose las vestiduras.

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