Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
El caso Errejón no se queda solo en Errejón. Fundador de Podemos y de Más Madrid, que luego se incorporó a Sumar como figura destacadísima hasta el punto de hacerse con la portavocía de grupo parlamentario, ha tenido un comportamiento deleznable. Solo le salva su dimisión y el comunicado en el que confiesa su culpabilidad; aunque no le salva tanto cuando se sabe a posteriori que la dirección de su partido le exigió la renuncia. La dimisión y retirada de la política le vino obligada.
Lo más grave, además del comportamiento vergonzoso del que era considerado un dirigente destacado de la extrema izquierda –incluso caía bien con su eterna cara de niño, un peterpán de la política–, es que en su partido y en su entorno parlamentario, conocían desde tiempo atrás qué estaba ocurriendo. Entre otras razones porque mantuvo relaciones, o lo intentó, con compañeras de trabajo, destinadas en el grupo parlamentario. A las que hizo mobbing cuando se plantaron por no aceptar sus insinuaciones. O que se negaron a mantener una relación en la que el respeto brillaba por su ausencia, con situaciones de violencia sexual y maltrato psicólogico.
Cuando rompió con Podemos, se sabe ahora, ya había empezado la rumorología sobre cómo trataba Errejón a las mujeres. Desde hace años se contaban historias sobre Errejón, pero nadie movió un dedo para impedir que continuara con aquel comportamiento machista y delictivo. Solo cuando una de sus víctimas decidió denunciarlo en las redes sociales, reaccionaron sus compañeros. Los que tuvo en Podemos han reconocido que no les sorprendió la denuncia de su víctima. ¿Qué pasa, que sabían cómo trataba a las mujeres pero no intervinieron? Tampoco tomaron medidas los de Más Madrid, el Grupo Parlamentario y Sumar.
No se puede olvidar que cuando se formó el último Gobierno de coalición se barajó el nombre de Errejón para que ocupara una de las carteras de Sumar, pero lo paró Yolanda Díaz. No porque tuviera noticia de su comportamiento impropio, sino porque no quería que Errejón le hiciera sombra.
La izquierda y la extrema izquierda siempre presumen de su superioridad moral, intentan dar lecciones de esa superioridad moral contraponiéndola a la de la derecha. Pues van listos con este ejemplo de Errejón y con la actitud que han mantenido con Errejón hasta ahora; hasta que ya no podían mirar más hacia otro lado, ni dejar de escuchar cuando les llegaban noticias de su dirigente.
Esto no se soluciona con unos mensajes en redes de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz condenando el comportamiento de Íñigo Errejón, insistiendo que ellos apoyan con todas sus fuerzas a las víctimas de machismo y claman para que denuncien. ¿Denunciaron ellos cuando les llegaron rumores de lo que pasaba con Errejón? Por lo visto era vox populi en Más Madrid y en Sumar. Y es probable que algo pudiera haber llegado a Pedro Sánchez.
Nadie movió un dedo para poner fin a un comportamiento innoble que se producía delante de sus propios ojos.
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