Tomás García

A la sombra de los plátanos

14 de diciembre 2024 - 03:08

Los plátanos de sombra (Platanus x hispanica) son árboles majestuosos considerados híbridos del cruce entre el plátano oriental y otra especie nativa del este de los Estados Unidos, aunque los botánicos mantengan serias discrepancias al respecto. El nombre genérico procede del griego platanos, con el que ya se conocía en la antigüedad clásica, aludiendo a la amplitud de sus hojas; el específico proviene de su supuesto origen hispano. Su presencia es aún frecuente en Sevilla, que cuenta con unos ocho mil ejemplares. Realizaremos a través de estas líneas una pequeña ruta para visitar algunos centenarios que se hallan en lugares emblemáticos del centro histórico hispalense.

Comenzamos el recorrido en los Jardines de Cristina, oasis botánico y literario de ascendencia dieciochesca donde podemos admirar imponentes plátanos de sombra presididos por “el abuelo”, que posee más de siglo y medio de vida, un tamaño que alcanza veintiséis metros de altura y ocho de perímetro troncal. En el cercano Parque de María Luisa es posible disfrutar de grandiosos especímenes: los que velan a su alrededor la maravillosa Glorieta de Bécquer, el que se yergue hasta los veinticinco metros en la Glorieta de Juanita Reina junto a una deslumbrante fuente estrellada de cerámica, el que enmarca la entrada al Estanque de los Lotos por su acceso sur, el que bordea el Estanque de los Patos introduciendo sus raíces en el agua... Cruzamos la avenida de la Palmera hacia el Pabellón de Guatemala, en cuyo contorno resaltan unas venerables platanáceas dignas de contemplar. Nos dirigimos al casco viejo para visitar junto al Edificio Coliseo el único plátano que sobrevive de los muchos que proporcionaban apacibles sombras en épocas de canícula a la avenida de la Constitución, una arteria principal que quedaría en gran parte desolada por las talas sufridas hace unos quince años durante la reforma efectuada para la peatonalización de la zona, cuando se mejora el lugar para el tránsito de las personas y se eliminan los grandes árboles que les sirven de protección... Accedemos finalmente a la Plaza Nueva, donde existe un bello grupo que la circunda desde la primera mitad del siglo veinte. Debido a que la reposición de plátanos de sombra es escasa hoy en día, cada vez quedarán menos ejemplares referentes de un pasado más amable con ellos que el voraz presente.

Estos portentosos árboles imprimen su propio carácter a calles, plazas o jardines, por lo cual Sevilla debe preservarlos como un patrimonio natural asentado a lo largo de los tiempos. La selvática hermosura de unas hojas palmeadas que ofrecen una reconfortante sombra estival y un fascinante colorido en otoño, el mayestático porte y longevidad, el estampado artístico que dibuja su verdosa corteza sobre el cremoso tronco, el cobijo que ofrecen sus oquedades a numerosas aves y la historia que acumulan sus ramas erguidas como candelabros en los aires de Sevilla son motivos más que suficientes para respetarlos y conservarlos.

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