Sevilla y la cinta de Moebius

16 de diciembre 2024 - 03:08

Muchos nos encontramos en Sevilla como en un laberinto, una de las figuras míticas de nuestra cultura. Se presenta como un lugar difícil de recorrer, donde el ser humano se pierde en la búsqueda de una salida difícil de encontrar. El primer laberinto de la historia estuvo en Creta. Pero hoy solo existe impreso en una piedra de la isla. En la literatura y la pintura se pueden encontrar frecuentemente obras alusivas de numerosos autores, de Lope de Vega a Borges: No habrá nunca una puerta. Estás adentro /y el alcázar abarca el universo/ y no tiene ni anverso ni reverso/ ni externo muro ni secreto centro. El laberinto es un mito, un espacio imaginario, un lugar mental. Se dice que, en realidad el laberinto de Dédalo, no era una casa subterránea, ni oscura, ni tortuosa, sino un gran conjunto de casas, palacios y jardines trazados de tal forma que quien entraba en ellos no encontraba la salida. El laberinto no era horrible, lo aterrador era que no se podía salir de allí.

Así me parece a veces Sevilla: un laberinto. Un lugar compuesto de cosas bellas y placenteras que te invita a permanecer dentro, sin buscar la salida. Estás atrapado y a la vez satisfecho. Si alguna vez decides buscar la salida, será casi imposible de encontrar. Cuanto más conoces la ciudad, cuanto más cerca te parece estar de su secreto, más atrapado estás. En Sevilla, como en el laberinto, todo invita a estar dentro. La vida transcurre llena de acontecimientos, pero siempre estás en el mismo lugar, sin encontrar la salida.

Pero de un tiempo a esta parte, nuestra ciudad me parece más una cinta de Moebius, ese enigmático y fascinante objeto con una sola cara pero que retorcida sobre sí misma, representa al infinito y que fue creada por el matemático y astrónomo alemán August Ferdinand Möbius en 1858. Su particular figura ha inspirado a artistas, diseñadores, escritores, arquitectos, ingenieros y cineastas. Del dibujante holandés M.C. Escher y sus figuras imposibles, a Salvador Dalí que diseñó unos picaportes con su forma, o al escritor Julio Cortázar autor del cuento fantástico El anillo de Moebius. Y el autor de cómics de ciencia ficción Jean Giraud, con seudónimo Moebius, que fue llamado por Ridley Scott para participar en la imagen de Alien y Blade Runner, películas que crearon nuevos universos. También ha sido escogida como logo de META, la nueva empresa de Mark Zuckerberg, que busca cambiar para siempre estar por delante.

En esa enigmática cinta no se puede determinar cuál es la parte de arriba o la de abajo, la de adentro o la de afuera. No es orientable. Si caminaras por la parte de “arriba” de una cinta de Moebius, cuando des toda la vuelta estarás, sin darte cuenta, en la parte de “abajo” de la cinta. Y si recorres completo el signo del infinito, te encontrarás en el punto de partida. Una figura elegante, seductora, que tiene algo de laberinto, porque, como en Sevilla, después de un largo, muy largo recorrido, siempre estamos en el punto de partida.

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