Sequía, ¿qué sequía?

13 de marzo 2025 - 03:06

El consejero de Agricultura y Agua de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández Pacheco, procede de la provincia de Almería y se le nota. Es la provincia andaluza donde llueve menos. Allí hay embalses, como el de Cuevas de Almanzora, a menos del 10%. Y es una realidad histórica que llueve menos que en el suroeste. Sin embargo, en estos momentos, hablar de sequía en el conjunto de Andalucía (sobre todo en las provincias de Sevilla, Huelva, Cádiz, Málaga y Córdoba) suena a broma, incluso de mal gusto. Porque hay personas pasándolas canutas y con riesgo de inundaciones en el Guadaíra y el Guadalete. Y varios pantanos desembalsando agua, que se echará en falta cuando llegue la época de vacas flacas.

Basta con leer la Biblia para enterarse de que siempre hubo ciclos de vacas flacas y vacas gordas, de sequías y temporales. Los cofrades sabemos que milagrosas imágenes han salido en rogativas para que lloviera y para que escampara, según los años. En Sevilla hemos sufrido inundaciones y restricciones. En ambos casos, muchas personas que aún vivimos las hemos conocido. Por lo cual es difícil darle coba a la gente con la lluvia, que a la vista está.

Otra cuestión diferente es que la política del agua no esté a la altura del siglo XXI. Se vio en Valencia. Aparte de que Mazón sea insostenible y la Generalitat valenciana tardara en dar la alarma, hubo una tormenta perfecta por las circunstancias. Las consecuencias se hubieran reducido en parte avisando antes. Aunque algunas personas veían la inundación y se lanzaron a los garajes en busca de sus coches y allí murieron. Pero también es cierto que si hubieran realizado obras imprescindibles, que acumulan años de retraso, no se hubiera formado ese caos, mientras otros municipios, como la capital valenciana, no lo sufrieron porque se desvió el cauce del río Turia en 1958, tras una inundación.

En Andalucía hacen falta obras para que los desembalses no provoquen inundaciones, como pasa en las pedanías de Jerez con el río Guadalete. También es lamentable que desembalsen agua en Sevilla y no se pueda aprovechar. No vivimos en una sequía infinita, sino que los ciclos de lluvia se alternan con los secos. Pero volverá la sequía, claro que volverá, y entonces se podría añorar el agua que ahora se desperdicia. No por un consumo excesivo, sino porque los embalses no la almacenan.

En este asunto no debería haber politiqueos cutres de buscar culpables, sino que el Gobierno central y el autonómico deberían abordar las necesidades. Con obras, que es como se soluciona. No con palabras, ni con críticas al rival político.

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