Ese señor que está ahí sentado...

La aldaba

El dueño de una multinacional de éxito, generador de empleo y de estabilidad para miles de familias, pasa desapercibido en su restaurante favorito, pues solo lo auténtico permanece

La pata de pulpo

Cuesta Maneli en la Puerta del Perdón

La Plaza Nuena en horario nocturno
La Plaza Nuena en horario nocturno / M. G.

16 de septiembre 2024 - 04:00

Una noche de fin de semana, cuando la ciudad bulle con las múltiples citas que conforman una oferta emergente en la ciudad de la pos-pandemia. Los bares baratos se colapsan, los caros se van completando a la velocidad de las olas de una playa en calma. Estás en la atractiva estrechez de una barra, en una animada tertulia en la que se da una repaso a la lista de chuflas que han copado las fotos de la semana, cuando alguien te pone al día de una de las grandes verdades de la ciudad. "Aquel señor que ves allí cenando tranquilamente en familia es de los que difícilmente verás en una foto, pero siempre lo verás con su familia. Es multimillonario por su trabajo, pero pocos lo saben. Es rico y, lo que es mucho más importante, un generador de riqueza, de trabajos, de estabilidad para muchas familias... Fíjate porque lo verás pagar y salir dando un paseo plácido. No quiere fotos ni mucho menos que tú ni nadie escriba de él, no aspira a nada de eso, olvídate porque este señor está en otra onda, no la de las fotitos en la de la Puerta del Príncipe. ¿Que si es conocido en Madrid? Jajajá. Perdóname, no he debido reírme, pero es que Madrid se le queda corto. Es que es lo de este señor, te repito, es otra dimensión. Jamás le verás presumir. Es la sencillez, la discreción, el pasar desapercibido, el hacer las cosas de forma natural. Si te lo cuento es porque sus valores son eso: de andar por casa, naturales, auténticos, originales, sin imposturas. No es así porque pretenda tener un perfil bajo o porque un asesor a sueldo se lo haya dicho, sino porque es auténtico. Y, además, deja que los que están a su alrededor brillen, promocionen, avancen... Y la clave es él. Tranquilo, discreto, natural... A gusto en su mesa de siempre y al calor de la familia. A mí me encanta ver señores así, me encantaría que hubiera muchos sevillanos de este perfil, no te voy a engañar. Son los que tu admirado Antonio Burgos definía como fines de raza. Y los que tú has descrito alguna vez como sevillanos de éxito con silenciador. Pero hoy quiero ser eso que tú otras veces llamas un sevillano de esperanza... No podemos caer en que todo lo de ahora es malo, ¿no? Hay muchos grandes negocios que los hijos son capaces de mantener. Y el suyo está garantizado. Pero es cierto que este estilo que ves en aquella mesa... Ese estilo tan discreto, tan de verdad... Estos señores importantes con aspecto de despistados y de estar de paso.... A mí eso me encanta, te lo reconozco".

El señor en cuestión se levantó. Se marchó, pero no sin antes haber tenido el detalle de revelarse como un lector cotidiano de Diario de Sevilla. La felicidad está en las cosas sencillas.

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